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Cuando me separé de él, seguía sonriendo. Se puso de pie y dejo una gran cantidad de billetes sobre la barra y tiro de mi mano, llevándome con el.

Mi cuerpo no reaccionaba, todavía no podía procesar lo que había hecho. Erwin me llevo de la mano hasta su auto, ni si quiera podía decirle que traía el mío, solo me deje llevar por el.

Ninguno de los dos hablo en todo el camino, hasta llegar a un edificio de apartamentos donde entro al estacionamiento subterráneo. Cuando el auto se detuvo, lo mire por un momento y el me guiño el ojo

–No puedo llevarte a un motel– Dijo en respuesta– No es tu estilo

No dije nada pero baje del auto y de nuevo tomo mi mano, entrando al ascensor. No me soltó, mientras yo sentía mis manos comenzar a sudar y mis piernas temblar. Estaba a punto de hacerlo con un sujeto que acababa de conocer, estaba borracho y dolido, estaba haciendo cosas que nunca había hecho.

Sentí que de nuevo tiro de mi cuerpo, hasta llegar a la puerta de su apartamento. Ahí me hizo pasar primero, y en cuanto la puerta se cerró, se abalanzó sobre mi.

Sus manos rodearon mi cuerpo, sujetando mis caderas mientras me besaba. Sentí su lengua abrir mis labios, entrando en mi boca y moridiendo. Cerré los ojos disfrutando el movimiento, se sentía tan diferente a cuando Jean me besaba, tan erótico y violento.

Me llevo por un pasillo, abriendo una puerta. Su cuerpo se movía con confianza, estaba seguro que había hecho esto muchas veces. Me dejó caer sobre la cama, separando mis piernas con su rodilla. Me miró desde arriba, empezando a deshacerse de su ropa

–Estas muy callado– Dijo dejando caer su camisa

Observé su cuerpo tonificado, los músculos se marcaban sin llegar a ser grotescos. No pude resistirme a tocarlo, acariciando suavemente.

–Marco– Llamo mi nombre y di un pequeño respingo, su voz era tan diferente a la que conocía

Lo mire de nuevo, comenzando a quitar mi ropa. Me desvesti por completo, al igual que el. El cuerpo desnudo de alguien más se aferraba al mío, sus manos me tocaban en lugares que nadie más conocía. Cerré los ojos, recordando la forma en que Jean me tocaba, con tanta devoción, con miedo de lastimarme.

Erwin eran tan diferente, tan violento y feroz, no había nada de amor en los movimientos que hacía, era tan egoísta, buscando su placer.

Sus dedos exploraron mi entrada, gemi con un poco de dolor pero sus dedos se doblaron, presionando con fuerza mi próstata, provocando que mi pene comenzará a gotear fluidos.

Me estremecí y deje salir gemidos de placer, escuché la risa mordaz del hombre entre mis piernas, mientras lamía mi pene. Sujete su cabello con fuerza, tratando de que se detuviera pero su boca succionó con fuerza, haciéndome gritar.

Cerré los ojos de nuevo, el rostro de Jean apareció en mi mente, cada palabra, cada beso. Cada sensación que el me provocaba, sus manos tocandome... Todo era demasiado diferente, no era lo que quería, no era lo que buscaba.

No era Jean

Aún así me corrí con fuerza, experimentando un orgasmo duro y rápido. Erwin se levantó, limpiando su rostro. Se acercó a mi, besando mis pezones, mordiendo alrededor de ellos y chupando mi cuello. Su lengua me hizo estremecer pero mi mente no quería más, mi corazón ya no soportaba la sensación de otros labios.

Comencé a llorar, deteniendo los movimientos de Erwin que suspiro, entendiendo lo que sucedía.

–Por eso quería hacerlo rápido– Dijo riendo mordaz– No estás listo para esto, tú no eres así– Dijo besando mi frente

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