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Su rostro cambio de inmediato, paso del asombro al enojo, era tan claro en su expresión.

–¡No!, ¡No voy a permitir eso!– Dijo apretando los dientes– ¿Crees que estaría bien con eso?

–Dijiste que harías lo que sea– Hable en voz baja, tan suave como pude– Solo será una vez...

–No Marco, ¡No puedes hacerme esto!– Se alejo de mi, pero nunca soltó mis manos

–Tu lo hiciste, es mi turno– Dije sonriendo

–¿Es tu forma de vengarte?– Pregunto serio, mirándome como dolor

–Solo quiero hacer lo mismo que tu– Dije mordiendo mis labios– No amare a la persona, no la voy a conocer... Solo dormiré con el, justo como tú

–¡Cierra la boca!– Pidió cerrando los ojos– No puedes hacerlo, eres mío

–Tendras que aceptarlo– Dije soltandome de sus manos, pero acercándome más a el– Solo así estaré satisfecho

Subí mis piernas sobre el, quedando a horcajadas sobre su cuerpo. Sus manos envolvieron mis caderas enseguida, respondiendo a mi. Nuestros cuerpos se conocían demasiado bien.

–Despues de hacerlo, dejaré que me toques– Dije acorralandolo, poniendo mis manos sobre sus hombros– Te amo Jean, pero quiero que sientas un poco de lo que sufrí, quiero que te duela el corazón

–Marco, por favor...– Bajo la mirada, su voz llena de enojo y dolor

–Solo una vez es suficiente– Dije de nuevo acercando mis labios a los suyos– Necesito hacerlo

Sus manos se apretaron con fuerza contra mi, su rostro rojo por el enojo. Sus ojos estaban tan dilatados, sentía que su mirada quemaba mi cuerpo. Por alguna razón, verlo en ese estado me hizo sentirme caliente, tan enojado por mi, celoso por pensar que alguien más podría tenerme. Era un sentimiento indescriptible.

Cerro los ojos, negando con la cabeza y después me miró de nuevo, asintiendo.

–Esta bien, lo aceptaré– Dijo después de varios minutos, las venas de su frente se marcaban– Solo una vez Marco, solo una maldita vez

Asentí suavemente, dejando que mis labios por fin tocaron los suyos. Sus dientes se clavaron en mi lengua cuando se tocaron, gemi sintiendo el dolor, mientras nuestras bocas se enredaban en un desastre húmedo y pegajoso. Moví mis caderas sobre el, sintiéndome excitado por la situación, presione mi miembro contra el, gimiendo contra sus labios. Mis manos se envolvieron en su cuello después de unos minutos, haciendo un poco de presión contra el y empujándolo, logrando que soltara mi boca. Un hilo de saliva escurrió entre ambos, mientras un poco de sangre caía de sus labios.

Había mordido con demasiado fuerza

–Ire a dormir– Dije sin darle importancia a la erección debajo de mi– Dormirás en el sillón

Jean asintió limpiando sus labios, sonrió de lado al ver la sangre en su mano pero no volvió a decir nada. Me levanté del suelo y subí las escaleras directo a la habitación, la pequeña seguía durmiendo, ajena a todo lo que acababa de pasar.

Mientras yo sentía mis piernas temblar y por un momento quise gritar con emoción y frustracion. Eran demasiadas emociones que no podía explicar, solo sentía la adrenalina recorrer mi cuerpo.

No queriendo seguir analizando lo que había pasado, me puse de pie y me metí a bañar, con agua fría. Lo más frío que pudo soportar mi cuerpo, y después me cambié a ropa más cómoda.

Por un momento, pensé si debía dormir en el suelo pero decidí dormir junto a la pequeña, solo tratando de no acercarme demasiado a ella y dándole la espalda. Aunque nunca pensé en qué la niña se daría la vuelta y se acurrucaria en mi espalda, aferrándose a mi ropa. De nuevo sentí en mi pecho un nudo, aunque también sentí un poco de felicidad.

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