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Toque suavemente a su puerta, ella no respondió. Con un suspiro la abrí, viéndola acostada en la cama y cubierta por las sábanas. Se escuchaban pequeños sollozos viniendo de ella, lo que me hizo sentir culpable.

–Nataly, ¿Podemos hablar?– Pregunté sentándome a su lado en la cama

Tampoco respondió a mi pregunta, volví a suspirar y después de pensarlo un momento, solo empecé a hablar

–No voy a irme Nataly, no sé cuánto escuchaste de mi conversación con el señor Erwin, pero no voy a irme con el. Yo quiero estar con tu papá, y quiero estar contigo, ustedes son mi familia– Dije suavemente– No te odio, eres una niña hermosa. Y eres hija de la persona que amo, no importa que tengas otra mamá.

–Pero tu odias a mi mamá– Dijo saliendo de las sábanas, sentándose para mirarme– Se que ella no te gusta y a papá tampoco

–Tienes razón, no me gusta tu madre pero, eso no tiene nada que ver contigo. Tu eres otra persona– Dije tomando su mano– Y tu no tienes la culpa de lo que haga tu mamá

–¿Te gusta el señor Erwin?– Pregunto soltando mi mano– Escuché esa parte

–¿Qué tanto escuchaste?

–Que te gustaba, porque era guapo y sexi pero que no era suficiente– Dijo mordiendo sus uñas– Después subi las escaleras de nuevo, y cuando baje, estabas saliendo con el...

–No iba a irme, solo lo acompañe a la puerta– Dije con un suspiro– Nataly, no debes escuchar las conversaciones de los adultos y menos a escondidas. Eso es malo.

–¡Pero tú no ibas a decirme nada!

–Porque no había nada que decir, no voy a irme con el. Me gusta el señor Erwin porque es guapo, eso es todo, pero no lo quiero. Se que eres muy pequeña para entenderlo, pero algún día lo harás. Ahora solo tienes que creerme, no voy a dejarlos

–Pero... Mamá prometió que no lo haría, pero me dejó con ustedes...– Entonces comenzó a llorar de nuevo, y la culpa se hizo más pesada en mi corazón– Ella no me quiere y... Si tú tampoco... Me quieres... No se que hacer... Voy a vivir en la calle...

–¡No!, Por supuesto que no, cariño todo está bien– La envolví en mis brazos, dejando que llorará de nuevo y solo tratando de calmarla– No pasará eso, te prometo que no voy a dejarte

–Marco, no quiero que te vayas

–No lo haré, confía en mí pequeña. Eres mi princesa, no podría dejarte nunca– Dije suavemente, sintiendo mis ojos arder

–Lo siento, no quería ser una mala niña– Dijo sorbiendo por la nariz– No volveré a escuchar nada

–Esta bien, tranquila– Volví a decir suavemente

–No volveré a golpear al señor Erwin, le pediré disculpas

–Ah, no te preocupes, se lo merecía por portarse mal– Dije riendo– El no debió besarme sin permiso, así que se merecía el golpe

–¿Entonces puedo hacerlo de nuevo?– Pregunto con un poco de emoción

–No cariño– Dije riendo con fuerza– Tiene que hacer algo malo

–Esta bien– Asintió, moviéndose sobre la cama hasta llegar hasta a mi– Te quiero Marco

Se sentó sobre mis piernas, envolviendo todo su cuerpo a mi alrededor mientras suspiraba. Hice lo mismo, apoyando mi mejilla sobre su cabello, acariciando su pequeña espalda. Me quedé con ella, hablando sobre muchas cosas que le gustaban, hasta que en cierto punto nos quedamos dormidos.


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