edmund fan fiction
- || Donde Adhara nunca creyó en los cuentos de "fantasía" que le contaban sus abuelos, hasta que conoce a los Pevensie y de pronto un mundo en el ropero ya no sonaba tan loco. ||
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
LA GUERRA, ES UN TEMA QUE A MUY POCAS PERSONAS LES GUSTA TOCAR, EL AMBIENTE SIEMPRE está lleno de terror y más para una niña de tan solo catorce años con el miedo constante de que llegara una carta en donde le dijeran que su padre no sobrevivió la misión.
Adhara odiaba la violencia, pero odiaba más a tipos causantes de los conflictos pero que eran tan cobardes que no eran capaces de luchar en ellas, siempre eran terciarios quienes luchaban, quienes perdían más que cualquier otro.
Sophia White, madre de Adhara; sentía miedo, su cuerpo estaba lleno de terror por el futuro incierto de su esposo, pero cumpliría la promesa de mantener a Adhara lejos de todo el peligro, o lo más lejos que pudiera. Es por eso que se había puesto en contacto con un viejo amigo de la familia; Digory Kirke.
Adhara se quedaría en la casa de campo del profesor Digory Kirke, un viejo solitario al que le apasionaba lo extraño; al menos durante el verano, mientras iniciaban sus clases o se tranquilizaba todo el tema de la guerra.
La casa de campo era inmensa, pero maravillosa a la vez, cada pasillo era decorado con magníficos cuadros, estatuas y monumentos que el profesor había ido coleccionando a lo largo de su vida.
Pero el lugar que Adhara más amaba era la biblioteca.
Adhara amaba leer, era su escape de la despreciable realidad que vivía, sus favoritos eran las historias de fantasía, en donde existían dragones, animales parlanchines y donde abundaba la magia.
(...)
Adhara se encontraba leyendo uno de sus libros favoritos, Alicia en el país de las maravillas; ella simplemente amaba con toda su alma ese libro, además le recordaba un poco las locas historias que sus abuelos le contaban.
Se encontraba tan concentrada y sumergida en la historia, que no se daba cuenta que la estaban llamando para cenar.
—Señorita White, la estamos esperando, la cena ya esta lista.—dijo Digory Kirke desde el umbral de la puerta.
—Claro, en un momento voy.—Y aunque en un principio se sobresaltó, respondió con toda la tranquilidad que pudo.
—No tarde, no queremos perturbar la paciencia de la señora Macready.—indicó el profesor con un deje de sonrisa para luego salir de la habitación.
Adhara contuvo una carcajada que luchaba por salir de su boca, mentiría si dijera que no le gustaba molestar a esa señora. Cada que podía quebrantaba alguna de las infinitas reglas absurdas que le había impuesto desde que llegó a la casa, solo para ver como la poca paciencia de la señora era alterada.
