edmund fan fiction
- || Donde Adhara nunca creyó en los cuentos de "fantasía" que le contaban sus abuelos, hasta que conoce a los Pevensie y de pronto un mundo en el ropero ya no sonaba tan loco. ||
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EL DÍA SIGUIENTE HABÍA SIDO EL DÍA MÁS INCÓMODO QUE HABÍA VIVIDO ADHARA CON LOS Pevensie hasta ahora. La rubia prefería el silencio, siempre había sido así, pero desde que conocía a los Pevensie ese concepto no existía y ahora deseaba más que nunca que Lucy perdonara a sus hermanos.
La menor de los hermanos seguía enojada por no creerle, y como la única que le había dado su palabra era Adhara, era a la única que le dirigía la palabra, otra razón por la cuál Adhara se sentía incómoda y fuera de lugar, no quería estar en medio de todo ese asunto.
Se encontraban todos ya en el comedor, estaban almorzando, el sol brillaba en el patio, como si fuera una invitación a jugar y a los mayores de los Pevensie se les ocurrió salir y esperar que su hermanita se les uniera y perdonara.
—¿Lu que te parece?—Le pregunto el rubio a la pequeña cuando propusieron su idea, esperando que esta le dirigiera la palabra.
—Ad... ¿te parece si hoy leemos ese libro que me dijiste?—dijo Lucy ignorando completamente a su hermano.
Más incómoda de lo que ya estaba Adhara respondió con voz suave: —Lu, ¿no te apetece salir a jugar?
—Podemos leer afuera el libro que me dijiste.—siguió insistiendo la pequeña.
Adhara observó al resto de hermanos con una mueca de disculpas, se sentía culpable de que Lucy solo le hablara a ella, a lo que Peter y Susan sonrieron un poco demostrando que no había problemas y que claramente no era su culpa.
(...)
Los cinco niños se encontraban afuera, Adhara y Lucy debajo de un árbol leyendo el libro Mujercitas, que aunque no fuera un libro de fantasía, era el libro favorito de Adhara, mientras el resto de la familia jugaba un intento de partido de béisbol.
—Peter se prepara y esta listo para otra anotación.—narraba el mayor todo lo que hacia.
—¡Auch!—se quejó Edmund cuando la pelota le dió en la pierna, estaba demasiado distraído viendo hacía el horizonte.
—Oops.—comentó Peter con falso arrepentimiento mientras se reía.—Despierta bello durmiente.
—¿Por qué no jugamos a las escondidas?—propuso ignorando el comentario de su hermano y llamando la atención de las niñas que estaban bajo el árbol, Lucy lo miró mal, mientras Adhara intentaba volver con la lectura.
—Tú dijiste que era un juego de niños.—razonó Peter.
—Además... aquí hay aire fresco.—complemento Susan con una sonrisa amable.
