Capitulo 2

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      MIEDO


Bosque Achlys, 23 de enero

—Ten cuidado hija—Alcander se despedía de su hija con su rostro triste—No te olvides de todo lo que te he enseñado.

—Si papa, tu cuida de mama, que no se meta en problemas con los duendes.

—Lo intentare—él sonrió suavemente.

—Mi pequeña, no puedo creer que ya te vallas, te extrañare tanto—su madre se echó a los brazos de Syla y la abrazo fuertemente.

Luego de despedirse tomo su caballo y se dirigió a la casa de la vieja Achlys, también tenía que despedirse de ella.

Golpeo la puerta de la cabaña y esta se abrió sola provocando escalofríos por todo su cuerpo.

—Buenos días pequeña Syla observo que ya te vas, ¿vienes a despedirte de esta vieja bruja?

—Claro Ach jamás podría olvidarme de ti...—dijo Syla riendo.

—Si claro, si soy la única que te da regalos.

—Aja, la única—afirmo riendo.

—Pues hoy es tu día de suerte—la hechicera busco en un gran cofre y saco unas pequeñas bolsas.

— ¿Qué es eso?—curioso la joven.

—En estas bolsas—dijo mostrando un conjunto de bolsitas rojas—Hay plantas medicinales, ungüentos y gasas, en estos—mostró otras de color azul—Todo tipo de herramientas que te pueden servir, y en esta bolsa hay comida para una semana y algunos libros de magia y hechizos—dijo dándole un bolso grande—Ah, y se me olvida —de otro cofre saco dos dagas decoradas con rubíes y una espada decorada con diamante y en el medio el signo de la luz—Esto te servirá, están benditas, no como esa espada oxidad de tu padre—la anciana sonrió.

—Gracias Ach, esto es mucho, muchas gracia—abrazo a la que por años le había enseñado.

—Vete niña, un gran destino te espera.

—Tengo miedo, ¿Y si no encuentro a mi Dawnwarlock? ¿Y si me pierdo en el bosque? ¿Y si me encuentro un ogro? Y si....

—Ya cállate Syla, no te pasara nada, ahora vete, y no olvides llevar a Alysa, necesitaras esa hada.

—Lo siento, bueno me voy, adiós nos veremos pronto

Syla emprendió su camino por el sendero que la llevaba al pueblo y luego al Desdémona, tenía miedo, pero ya era tarde para echarse atrás.

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Fronteras de Argus

Miedo era lo que sentía Urian en ese momento, había logrado llegar hasta la frontera de Argus, pero allí estaba, tres hombres lo intentaban arrastrar hacia el pueblo.

—Valla valla—una vos dulce pero escalofriante asusto a los tres hombre que arrastraban a Urian— ¿Que tenemos aquí? Veamos, tres caza-recompensas bandidos y un brujo, bonito—la vampiresa se movió rápidamente y agarro del cuello a uno de los hombre—Justo hoy tengo hambre—se rió y clavo sus colmillos en el cuello del bandido dejando muerto, miro furiosa y los otros dos salieron corriendo dejando al brujo en el suelo.

—Nooo...no...me...me...coomaass—tartamudeo lleno de miedo el brujo.

— ¿Qué haces por aquí? ¿No deberías estar en el bosque con un protector?—Muriel sonrió, amaba llenar de miedo a las personas.

—Ess...estoy yendo...haa...hacia el bosque y...y...no tengo protector—el mago seguía temblando, creía que sería su cena, o tal vez su desayuno.

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