capìtulo 10

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DESIERTO

Desierto Apollime

Miraron para atrás, donde a metros se encontraba la frontera que dividía el bosque del desierto, allí los observaban unos frustrados y furiosos brujos, los reyes oscuros.

Se habían salvado por poco de un enfrentamiento con ellos pero sus miradas indicaban que pronto seria, pronto la promesa se cumpliría.

A lo lejos detrás de las dunas un guía del desierto esperaba a los 5 jóvenes.

Los jóvenes volvieron a mirar al frente, decididos a seguir su viaje. A los poco kilómetros un remolino de arena se formó ante ellos, formando la silueta de un hombre, luego esta se formó en un ser de carne y hueso, delgado de tez trigueña y ojos avellana.

Todo se pusieron en guardia, a lo que el hombre sonrió.

—Tranquilos chicos, no les haré daño, soy Slogan, un guía del desierto.

— ¿Ah?—logro articular Muriel quien miro fijamente a Slogan y luego a Athan.

— ¿Um, usted nos vas a guiar?—hablo Syla.

—Exactamente, señorita—sonrió el guía.

Todos lo miraron algo desconcertados, pero Athan dio la señal de que todo estaba bien.

—Bien señor Slogan, guíenos— aclaro el vampiro.

—Con mucho gusto.

En las 2 horas que iban de viaje el guía no paraba de hablar de cualquier tema, de Terentia, su próximo destino, de la bruja Sibley, de las fronteras, de los problemas del reino. En esas dos horas ellos ya estaban al tanto de todo.

La oscuridad se estaba adueñando hasta del lugar más seguro.

Pronto no habría amanecer, no habría Alba.

A medida que se acercaban a la mitad del desierto una nube de polvo se formaba delante de ellos.

Los ojos de Slogan se ensancharon y su cuerpo se tensó.

—Em, Slogan, ¿Qué se supone que es eso?—pregunto una preocupada Muriel.

—Pues—el rostro del guía estaba pálido—Son espíritus del desierto, esto no está bien—busco rápidamente en su bolsa. Saco un conjunto de sogas—Átense entre sí, inclusive los caballos, rápido.

En minutos todos estaban atados.

—Debemos avanzar, no miren hacia atrás y no los escuchen, solo ignórenlos, se creen muy sabihondos y cúbranse la cara.

En segundos, la tormenta avanzo sobre ellos, envolviéndolos por completo.

Syla vio en la pared de arena imágenes y partes de su vida que, en parte, quería olvidar, luego le empezaron a zumbar los oídos y voces entraron en su cabeza.

—«No vales nada, te crees tan valiente cuando en realidad tiene miedo, no podrás contra nosotros con la oscuridad, ganaremos y ustedes morirán junto con la luz, tu muerte será lenta y dolorosa, verán como todos mueren, como tu alma se valla de tu cuerpo, tus esfuerzos no servirán de nada»

No se dio cuenta de que estaba temblando y llorando hasta que sintió que alguien agarraba su mano.

Delante de Owen una pared mostraba imágenes de su familia, la que había dejado atrás, lejos, en Adar.

—«Has dejado todo por seguir a estos brujos, para encontrar tu muerte, dejaste a tu familia, cuando la oscuridad este sobre ellos, tu no los acompañaras, no sobrevivirás, serás la comida de la oscuridad»

Owen sonrió y simplemente dijo:

—Yo elegí mi destino, mi muerte, ustedes no se metan.

La imagen delante de él desapareció junto con las voces, miro a su costado y vio a una Syla temblando, llorando y aminorando el paso.

Busco a tientas su mano para influirle confianza, al encontrarla ella volvió en sí, lo miro y tomo nuevas fuerzas, dejo de llorar y temblar, siguiendo adelante.

A Muriel le pasaba lo mismo, en las paredes veía las muerte que ella había provocado

—«De verdad crees que ellos te aceptaran, las almas de las personas que mataste por venganza conspiran en tu contra, ellas vendrán por ti»

—Basta, déjenme en paz, cállense.

En medio de sus gritos unos brazos la rodearon dándole seguridad y fuerza para seguir.

Lo que veía Athan no era diferente a los demás, las imágenes mostraban su vida antes de ser vampiro, cuando lo convirtieron y en espacial cuando perdió su humanidad.

—«Ella jamás te perdonara, eres un monstruo, y ella se convirtió en lo mismo por tu culpa, como puedes estar tranquilo, ella era tu única oportunidad y dejaste que se convirtiera en lo que es, tú la arrastraste a esto»

Volvió la vista hacia un costado, donde Muriel luchaba contra ella misma, un impulso lo hizo abrasarla. Cerca de ella sintió que todo era posible. Juntos tenían la fuerza suficiente para seguir.

En contrario de los demás, Urian no veía nada en las paredes de arena, solo escuchaba gritos, chillido y voces. Aunque una vos más fuerte que las demás hablaba por sobre todo el ruido.

—«Hijo de la magia pura y blanca, ¿crees en verdad que podrás vencer a las tinieblas? No sabes usar tu magia correctamente, eres débil, y ni siquiera tienes un lugar, un hogar, has huido tanto tiempo que no sabes que hacer, ja, eres un ingenuo si crees que podrás vencer. La oscuridad te engullirá y jamás podrás volver a ver la luz»

En vez de caer en la trampa del espíritu, Urian sonrió.

—Por lo menos yo tengo una forma definida y se quién soy.

De un momento a otro la tormenta de arena seso, las partículas cayeron al suelo. El sol volvía a brillar sobre ellos. Todo volvía a la normalidad.

— ¿Están todo bien?—pregunto Slogan.

—Si—respondieron todos con notas de cansancio.

Todos estaban bien, hasta ahora todo iba bien.

A metros de ellos se encontraba un pequeño oasis, decidieron que era mejor descansar un poco, el cansancio y agotamiento se reflejaba en cada uno.

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Desdémona

Los tres reyes estaban exhaustos, cansados y sobre todo enojados.

Tantos esfuerzos y viaje para que al alcanzarlos ya hubieran cruzado la frontera, donde ellos no podían pasar.

—Malas y buenas noticias, ¿cual eligen?—hablo la joven reina, Dionne.

—Las malas por favor—pidió Altaír.

—Bueno, los lobos están en una guerra interna, así que no podrán ayudarnos. Pero la buena es que las fronteras se están debilitando—ella sonrió—Se acerca el momento, y los pequeños brujos no se nos escaparan.

Una sonrisa se plasmó en los rostros de los reyes, en cuanto se debilitaran las fronteras, su oscuridad podría reinar para siempre.

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alo, bueno espero que les guste, besos

Pd: les dejo foto de Arsen.

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