capitulo 15

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SEPARACION

Ya no era un día cualquiera. Las nubes caían sobre el Ébano de forma acompasada y en ciertos lugares furiosos.

Por más que ya hacia horas que había amanecido, pero las negras nubes no dejaban filtran ni un poco de luz. Sin contar que ya el equilibro entre la luz y la oscuridad no era tan ecuánime.

Los ojos de Syla estaban húmedos por las lágrimas derramadas, cuando partió de su casa hacia el reto del reino nunca creyó que terminaría siendo alguien importante, ni siguiera creía que el reino, su mundo, estaba en peligro. Jamás creyó que llegaría a esto, a la guerra, a que ella sería la protagonista de la leyenda que sus padres le contaban desde niña.

—Todo estará bien, lo presiento—Owen al abrazo por los hombros y la envolvió de manera protectora besando su coronilla.

—Eso espero.

Lo bueno de los guerreros, como Owen era que no demostraban sus temores ni nerviosismos a la hora de la batalla, él estaba asustado y nervioso, pero prefería no demostrarlo. Pero ahora estaba preparado, preparado para enfrentar sus temores y ser valiente. Valiente como su familia querían que fuera. Valentía, eso era lo que había salido a buscar, y eso era lo que por fin había encontrado.

Muy cerca de ellos dos se encontraban Athan y Muriel.

Él caminaba de un lado a otro como león enjaulado, estaba nervioso, demasiado. Esta vez no sería solo un vampiro, sino también un guardia, usarían la magia, esa magia que por años había reprimido.

Y ella, lo observaba ir y venir, si estaba nerviosa, pero también ansiosa, ese día se convertiría en una bruja, por fin su sangre hechicera cobraría vida.

Muriel se levantó lentamente y camino hacia Athan, y en un acto impulsivo los tomo por la nuca y presiono sus labios con los de él, el vampiro tardo segundos en reaccionar pero cuando lo logro siguió ese beso que tanto había deseado, dulce y lleno de sentimientos que por años creyó que había perdido, sentimientos que ambos creyeron que habían perdido.

—No vuelvas a dejarme—susurro ella con lágrimas desbordando sus ojos.

—Jamás, te prometo que jamás te volveré a dejar sola.

Ella beso rápidamente los labios de él y se fue al encuentro de Sibley.

Urian jamás había sentido el peso de su poder hasta ahora, nunca pensó que de él dependía el destino del mundo entero. Bueno no solo de él, pero era el joven quien tenía que dar toda su magia para salvar su reino, un reino que jamás sintió suyo, no hasta ahora, ahora que el peso lo embargaba.

Aunque tenía a sus cinco compañeros se sentía solo, ellos tenían a alguien que los extrañaría si se fueran, él no tenía a nadie.

—Basta Urian, no te tortures, los tienes a ellos, si te quieren—Sibley apareció por detrás.

— ¿Cómo está segura de ello? Ellos están acá junto a mí por la profecía, solo por eso.

—No es así. Yo vi. Muriel acompañandote para que no te hirieran sin saber nada de la profecia, vi a Athan encontrar su camino gracias a ti y preocuparse por que vivas, vi a Syla llorar por ti y a Owen contenerla. Vi como cada uno daba su propia vida, sin conocerte, ni saber sobre la profecía, por ti. ¿Crees que no los tienes? Claro que los tienes, ellos darían su propia alma y más por ti.

Un soldado apareció detrás de ellos.

—Mi señora todo esta listo.

Los cinco jóvenes más la reina se reunieron en el atrio principal.

—Bien chicos—hablo fuerte para que todos la escucharan—Hoy... hoy daremos todo. Ha llegado la hora de demostrar su poder. Sé que están asustados, sé que tienen miedo. Pero si han llegado hasta aquí, es porque dieron todo de sí mismos para dejar sus temores de lado y luchar por lo que quieren. De aquí en adelante no sabemos si ganaremos o perderemos. Pero les pido que luchen hasta el final, no se rindan ni aun vencidos, uno no pierde hasta que la batalla se allá llevado su vida, quiero que prometan que pase lo que pase seguirán de pie, que vivirán por sus compañeros y que sonrían al miedo, sea lo que pase allá en el campo de batalla no importa, solo sigan adelante y saquen todo lo que llevan en su interior y lo más importante de todo, salgan a vencer.

Era hora de separarse, no lucharían los cinco juntos, cada uno tenía su misión, Muriel y Sibley protegerían las murallas invisibles que protegían Terentia y sus alrededores. Owen y dirigiría parte de los guerreros. Athan dirigiría la otra parte. Urian y Syla se mantendrían unidos luchando junto a las hadas, los seres de luz más cercanos.

Todos se separarían para buscar su pelea, aunque el destino los volvería a unir.

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Fronteras del Bosque Desdémona

Ya estaban preparados. El nivel de oscuridad que se sentía en esa zona del bosque era intenso. Cualquier ser de luz que se acercara, moriría al instante, o se convertiría. Las almas vacías y los seres huecos, que completaban el ejército oscuro se regodeaban en su propio placer de destrucción.

Los reyes comían su última cena antes de la batalla, algo nerviosos algo tranquilo. Nunca se sabría qué pasaba por la mente de cada uno. Ni siquiera en sus ojos se notaba alguna conjetura de lo que podrían pensar, eran tan negros como sus almas, como sus apariencias, como sus corazones.

La única persona que posiblemente tendría un punto blanco entre toda la negrura de su ser era Arsen, que en los últimos tiempos no había dejado de pensar si era lo correcto lo que hacían. ¿Pero porque esa pequeña luz dentro de él? ni siquiera lo sabía Arsen mismo.

Ya todo estaba preparado, ya no había vuelta atrás, pronto la guerra comenzaría y dependía de ambas partes terminarla.

Solo dos opciones.

La oscuridad completa, sin una pequeña luz en el cielo jamás.

La vida de todos, el triunfo del bien y de la luz.

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Ya solo quedan tres capítulos. Se acerca el final.

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