Guardianes Del Alba

Capitulo 4

OSCURIDAD

En un parpadeo las Shadowdarks se abalanzaron sobre Urian, los tres guardianes y la vampiro reaccionaron rápido y atacaron a la sombras.

Syla y Owen blandían sus espadas eliminado de a docenas, Athan conjuraba hechizos tras hechizos eliminándolas en esferas de luz.

La luz del día empezó a oscurecerse, la magia de Urian se estaba acabando.

—Debemos llegar a él—grito Athan.

Syla lo entendió y se armó de valentía.

Camino sobre las sombras que se arremolinaban sobre ella y se arrojó enzima de Urian aplastándolo y espantando a las sombras.

—《protective sphaeram lucis》

Una esfera protectora de luz se formó entorno de Urian y Syla protegiéndolos y dejando a las sombras rebotando con la esfera.

—《excluditur lux tenebris et in umbra umpendent》

Syla pronuncio otro hechizo y un resplandor blanco segó la zona eliminando las sombras.

Luego de esto se desmayó sobre un Urian confundido y moribundo.

—¿Qué rayos a echo esta chica?—pregunto gritando Muriel.

—debemos llevarlos a un lugar seguro Muriel.

—Si señor Athan-respondió con burla.

—Ya basta, nuestros problemas personales para después.

Alysa que escuchaba la conversación decidió interponerse, su amiga y el brujo yacían en el suelo, indefensos.

—Yo conozco un lugar cerca de aquí—dijo el hada.

—Bien pequeña Alysa llévanos—Athan prosiguió—Yo llevo al brujo y tu lleva a Syla, tu emm...

—Owen, guardián de Adar.

—Bien Owen tu leva a los caballos.

—Bien—dijo el joven guerrero desganado.

—Lo siento el mago está bajo mi protección tu lleva a la chica—le objeto Muriel.

—Has lo que quieras.

Athan cargo a Syla mientras que Muriel cargaba a Urian y Owen llevaba los caballos.

Alysa los llevo por un sendero hasta llegar a un lago.

—《aperi ostium ad dominan suam》

El hada pronuncio un conjuro y las aguas se removieron formando una entrada.

Entraron y caminaron por un camino iluminado.

—El reino de las hadas—susurro Muriel—¿Que hacemos aquí Alysa?

Alysa tomo su forma verdadera, una chica de 1,50 de alto, sus cabello eran castaños, sus alas y ropas completamente doradas.

Ambos vampiros y el guerrero se quedaron atónitos, estaban enfrente de la princesa de las hada.

—Mi madre no está, anda por ahí haciendo diplomacia así que no habrá problema con que se queden.

Ninguno de los tres hablo por el camino al palacio, cada ser mágico que se cruzaban se inclinaban y luego miraban con curiosidad.

Al llegar al castillo acomodaron al brujo y a la guardiana en una cama grande donde los dejaron reposar.