Guardianes Del Alba

capitulo 8

TEMPLO

Athan llevaba hora hablando con Sibley por medio de una esfera mensajera, estaba apartado de los demás, aunque a ellos no les importaba.

Urian todavía no despertaba, seguía sumido en un sueño.

Soñaba que estaba junto a una ciudad desierta, destruida por el tiempo. La ciudad irradiaba maldad, una maldad oculta por años.

En ella, había una mujer alta, delgada y avejentada por los años, cubierta por una capa negra.

Estaba parada en un arco de piedra y lo incitaba a seguirlo.

Lo llevo hasta un templo polvoriento, en las escaleras de la entrada lo invito a sentarse

— ¿Quién eres?

—Soy Acanta—la voz sonaba cansada, apagada.

—Tú eres la Dawn que predijo la profecía.

—Correcto pequeño brujo.

— ¿Por qué estás en mis sueños?

—Porque me necesitas, debes aprender a controlar tu energía, el día se acerca y no sabrás como fundirla con la energía de la elegida.

La charla siguió y Acanta le mostró como debía controlar su energía.

—¿Que pasara cuando funda mi energía con la de ella?

—Solo el destino lo sabe.

Acanta empezó a desaparecer y todo se volvió a quedar oscuro.

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Athan se acercó a sus compañeros serio.

—Debemos llevar al mago a un templo aquí en el bosque.

— ¿Un templo en el bosque?—pregunto Syla.

—Si, en unos restos de una antigua ciudad.

— ¿Estás seguro?—preguntaron Owen y Muriel al mismo tiempo.

—Debemos apurarnos, Urian no tiene mucho tiempo.

Montaron todo en sus caballos, incluso a Urian, y partieron hacia la ciudad abandonada de Xilona.

Anduvieron medio día por una larga extensión de malezas y árboles oscuros.

A medida que se acercaban una energía se apoderaba de todos, la energía del bosque.

Unas ruinas se iban abriendo camino, una entrada destrozada, piedras y casa echadas abajo.

—Chicos les presento Xilona, la ciudad del bosque, la ciudad antigua de los dawn, la ciudad maldita por la magia, y destruida por la misma.

-Athan pareces un guía turístico—hablo Muriel sonriendo.

—Cállate.

Atrás de ellos Owen y Syla se miraron cómplices y sonrieron, sabían que algo había cambiado entre ambos vampiros.

En el final de la calle principal se veía un templo rodeado de árboles y raíces. Sus paredes estaban llenas de imágenes talladas y mohosas por el tiempo y la magia que irradiaba se sentía antigua y milenaria.

—El templo de Tais, no lo puedo creer—jadeo Syla.

Por años había escuchado historias relativas al templo, era increíble verlo en persona.

—Demos llevarlo adentro y tu Syla debes ayudarme a despertarlo.

—Correcto

—Y tu Owen también.

— ¿Y yo?—pregunto Muriel.

—Em, tu vigila la entrada.

—Si claro—mascullo por lo bajo.

Los 3 guardianes llevaron al mago dentro del templo, donde había un pequeño altar, lo depositaron sobre este. Sobre el altar había una frase escrita.

—Debemos repetir la frase hasta que despierte, todos juntos, al mismo tiempo.

—Correcto—afirmaron Owen y syla al mismo tiempo.

—Ahora.

—«aperire oculos meos, reaedificat lux damnum, me spero, ut industria, dant calorem me, da mihi vitam meam tenebris»—todos juntos repitieron la frase por dos minutos seguido.

Urian sintió como una mano lo zarandeaba, abrió los ojos y se encontró nuevamente con Acanta.

—Despierta pequeño mago.

Lo empujo y empezó a caer, serró los ojos con fuerza, al abrirlos se encontraba dentro del templo, recostado sobre un altar con sus tres compañeros, la habitación brillaba en una luz blanca y los ojos de los tres guardianes irradiaban un brillo azulado.

Los guardianes salieron del trance y se encontraron con un atónito mago, pero sus fuerzas les fallaron y cayeron derrotados al duro piso de piedra.

—Eso estuvo genial—un jadeante Owen empezó a reír seguido de sus compañeros, excepto Urian que seguía sin entender que pasaba.

Luego que se recuperaron le explicaron por turno lo que había pasado.

El grupo decidió descansar en el templo donde estarían protegidos.

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Acanta se encontró rodeada de luz, llevaba tiempo dormida, y ya era hora de irse, había cumplido su cometido, ayudar a su pequeño mago.

Su profecía se cumpliría.

Al fin había, logrado encontrar a sus cinco elegidos, ahora debían elegir cada uno su camino, debía liberar la luz, deberían enfrentarse a sus peores miedos, debían enfrentar la oscuridad.

La bruja se trasformó en luz y desapareció sonriendo, confiando en el destino, confiando en que sus elegidos cumplieran por fin su profecía.

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En otra parte del bosque

Los reyes cabalgaban rodeados de oscuridad y sombras, siguiendo la pista del mago.

De repente los ojos de Arsen se volvieron blancos, una visión lo arremetió, en ella veía a una Dawn rodeada de luz.

«El día se acerca magos ilusos y ellos los derrotaran, ellos los destruirán a ustedes y su oscuridad»

La luz se tornó azul y luego desapareció.

Arsen volvió en sí y observo a sus compañeros quienes lo miraban expectantes.

— ¿Que viste?—pregunto Dionne.

—Una Dawn, me dijo que seriamos destruidos.

— ¿Quién era?—pregunto Altaír.

—La mismísima Acanta, esto es malo.

—Debemos apurarnos, de seguro están en Xilona.

—Um, genial volver a la ciudad maldita que divertido—ironizo Dionne por alguna casualidad ella no tenía buenos recuerdo de ese lugar.

—Calma Dionne, si quieres no entres, quédate con Theron, nosotros nos encargaremos.

Los brujos siguieron su camino por el bosque, en busca de sus presas, en busca de su destino, su futuro.

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GLOSARIO

- aperire oculos meos, reaedificat lux damnum, me spero, ut industria, dant calorem me, da mihi vitam meam tenebris : luz que eres capaz de abrir los ojos, reconstruye la luz pérdida.luz que da el calor, quita la la oscuridad de la vida. Devuelve la fuerza perdida.

Señoría, espero que les guste el capitulo, nos vemos pronto.