¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lo que habría sido una simple compra en el supermercado... terminó siendo de otra manera.
—¡Nadie le pega a Shinichiro, idiotas!— gritó Stella saliendo en defensa del pelinegro que estaba más que confundido de ver en ese lugar a su amiga y a la vez amor platónico.
—¿¡Stella!?— exclamó sorprendido.
—La misma— respondió la rubia con diversión, después de golpear a los tipos que estaba atacando a su amigo. Ella se quedó mirando por un largo rato al pelinegro— ¿y esa ropa?— señaló el uniforme negro que tenía Shinichiro, este no supo que responder—¿¡y ese peinado!?— volvió a interrogar— tremendos cambios que te das cuando no hay clase, Shinichiro— suspiró la joven.
—¡N-No es lo que crees!— refutó avergonzado el Sano— todo tiene una explicación—
—¿De día eres uno y de noche otro? ¡No me digas que eres algo así como un pandillero, Shinichiro! Eso sería de locos— rió Stella— tú eres muy buenito para esas cosas— siguió riendo pero al no escuchar ninguna palabra de él, dejó de hacerlo. Se paró recta y lo miró—...espero que sea mentira...—
Y no lo fue.
Otros tres chicos con la misma ropa de Shinichiro se acercaron viéndola con confusión.
¿Desde cuándo su tierno Shinichiro fue influenciado en cosas malas?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Stella se atoró con el refresco que estaba bebiendo y comenzó a toser bruscamente. Shinichiro preocupado por ella trataba de tranquilizarla, sin lograrlo.
—¿Q-qué? ¿¡Es enserio!?— dijo cómo podía la rubia, sintiendo el ardor también en su nariz, pues un poco de la bebida había ido ahí.
—Si...— contestó el pelinegro— ¿acaso eso sorprende mucho?—
Stella lo miró con sus orbes marrones para después sonreírle.
