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Abrió los ojos con pesadez. Ya comenzaba un nuevo día y ella debía levantarse para poder asearse, cambiarse para ir al trabajo y preparar el desayuno para ella y su sobrina para luego irse.
Solo quería descansar un poco más.
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—¡Anri, ya me voy a la escuela!— avisó su sobrina para después salir del departamento.
Anri sonrió mirando desde la ventana como Saki se iba junto a Manjirō Sano. Le alegraba que tuviera amigos y pasara buenos momentos.
Ella recordaba lo problemática que había sido en el pasado, pintarse el cabello y pelearse siempre con su hermana mayor por cualquier mínima cosa. Era bueno que su sobrina no pasara por eso.
Tampoco era tonta, sabía que Saki estaba relacionándose con chiquillos que estaban metidos en pandillas, había visto el uniforme de la Toman guardado en su ropero con mucho cuidado.
Saki era en definitiva más o menos la copia de su imagen y personalidad. Eso lo atribuyó a que final de cuenta, ella terminó cuidándola.
Le tranquilizaba que estuviera con el hermano menor de Shinichiro. Sabía que podía confiar en él el cuidado de su sobrina. Tal y como el mismo Shinichiro confió en ella.
Estar en los Black Dragons había sido una buena época.
Escuchó un sonido provenir de su celular, al ver lo que le había llegado no dudó en sonreír y sentir su rostro calentarse.
Aunque salió rápido de su ensoñación al percatarse de algo importante.
—¿Uh?, ya se me hace tarde para el trabajo— terminó de peinarse y se dispuso a ponerse sus zapatos que se encontraban en la entrada del hogar para luego salir de esta.
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