*Capitulo 1*

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Si, como bien habéis oído todas las historias bien contadas empiezan en un principio. Y este es el mío. Hola soy Dianne Jefferson, no soy el tipo de chica adolescente con la vida perfecta. De hecho, mi vida parece sacada de una novela dramática. Pero dejando eso de lado, te pondré al día. Hace un año mis padres se separaron por causas que no se han molestado en contarme, ¿diría yo que tengo una relación buena con mis padres?, No, de hecho para ellos soy tan absurdamente inútil que me han mandado a un internado.

*tiempo real*

-a tomar por culo- repuse ya harta de todo el viaje.

-eso te pasa por llevar la contraria, niñata asquerosa- prosiguió maría tras bajar la maleta.

-que amable de tu parte mamá-agarre la maleta bruscamente quitándosela de las manos y alce la voz para concluir- espero no volverte a ver nunca- con una sonrisa burlona de oreja a oreja me dirigí a dentro del internado "Sant Laurent"
Ni siquiera sabía que significaba el propio nombre, lo único que mi madre me dijo al meterme en el coche fue un simple "por fin te vas".

A los cinco minutos de espera en un sitio donde el aire acondicionado parece que te quiere congelar, dibujos de niños por las paredes húmedas y llenas de arañazos en el papel y dónde hay cámaras en cada esquina vigilando cada movimiento.

Salió mi madre de una habitación seguida de dos monjas, Y con esas se marchó, sin ningún adiós ni un abrazo, aunque ya estaba acostumbrada, me llenaba de confusión que mi propia madre y padre me odiaran tanto. Nunca había hecho nada ¿a lo mejor fue por eso? Mientras fijaba mi mirada en mis pies que comenzaron a tambalear al igual que mis manos, una de las monjas que habían estado fijándose en mi todo el rato se agacho y me agarro las manos, yo subí la mirada y vi como mi cuerpo tenso se relajaba poco a poco , me parecieron minutos ese tiempo hasta que la monja reaccionó y se levantó tirando de mí y acompañándome a esa sala en la que había entrado mi madre tan sólo hace 5 minutos.

Me encontraba en la sala, aquella era más cálida que la entrada, el papel era distinto, como un verde viejo, había un montón de estantes con un montón de carpetas llenas de nombres y archivos, muchísimos archivos de distintos colores y tamaños, volviendo la mirada de curiosidad a la monja, me senté en una de las sillas delante de un pupitre.

-pareces una niña muy poco problemática Diana- me dijo con voz tensa mientras me miraba de arriba a abajo.

-¡es Dianne!- repuse a la monja sin pensar.

- bueno no tan buena- la monja dirigió su mirada de asco a un archivo que había en la mesa, cogió un bolígrafo y apuntó algo, al terminar volvió a mirarme- soy Santa Loreto de Los Angeles y me llaman Angelines, y tú al parecer eres alguien que tus padres no soportan y te han enviado a el internado más prestigioso de Europa, mides 1,79 ojos verdes pelo castaño oscuro peso- 51,2 kg nada mal para tener 15 años concretamente has nacido el 13 de junio del 2006 a las 12:00 de la tarde, se todo de ti así que me da igual tú vida, tú madre ya me la a contado, te vas a poner ese uniforme que ves colgado del perchero y vas a subir a la habitación 51-b del lado norte, donde están todas las habitaciones de las chicas y luego tú compañera de cuarto te enseñará todas las clases y te dará el horario y los libros. Ah y por último esta noche te presentaremos ante el comedor y por la mañana te haremos el examen de iniciación ahora déjame en paz "Dianne" tengo a mas gente que atender.

Sorprendida por todo lo que me había dicho me dirigí a las habitaciones norte, salí por la puerta y entré en un pasillo donde nada más entrar veías unas enormes escaleras que subiendo tiraban a dos direcciones una la derecha otra a la izquierda y en el centro una habitación, donde ponía en el letrero, directora general. Santa Berta pascuas. Fije mi mirada debajo de las escaleras y vi dos pasillos largos, en el de la izquierda había un montón de taquillas pegadas a la pared verde, y en frente de las taquillas estaban las clases y si querías ir a la derecha debajo de las respectivas escaleras había unos sillones y sofás a demás de una chimenea y varias estanterías llenas de libros viejos, ese pasillo era más corto pero ahí estaban los baños, el comedor, la sala de profesoras, el cuarto de la limpieza, y alguna que otra más pero desde mi postura era imposible de leer el cartel que había en cada puerta.

También había un montón de alumnos yendo de un lado a otro, y me miraban y susurraban lo único que hacían era incomodarme pero después de admirar cada detalle, me moleste en subir por las grandes escaleras y vi como por encima de mi había una enorme lámpara de araña dorada, pero aunque intenté no distraerme la estancia de donde estaba y mis pensamientos sobre todo pudieron con migo, una chica malhumorada de cabello oscuro y ojos oscuros se me acerca con la mirada fijándola en mis ojos llega lo suficientemente cerca para decirme.

-Dianne ¿no?- me interrogó la peli negra.

- si, quién eres- dije cruzándome de brazos y apoyándome en la barandilla.

- soy tu compañera de cuarto Tamara Cooper y te llevo esperando diez minutos, que sepas que Angelines va a estar muy enfadada contigo si no te cambias ya- dio un suspiro y continuo- por cierto no te recomiendo ir por allí o vas a acabar en el 51-b De la Torre sur de los chicos.- me señaló con el dedo y me agarro de la mano llevándome por otras escaleras y millones de habitaciones.

-¿cuanto tiempo llevas aquí?- dije mientras corría agarrada de su mano viendo cada habitación con sus respectivos números.

-dos años, desde los trece más o menos, vine aquí por una bajada de notas, por problemas míos que en fin...- tragó saliva y concluyó con la muy esperada pregunta ¿y tú?

En ese momento mi corazón aceleró más, iba a contarle a una niña mi vida, mis problemas de ansiedad, por culpa de mis padres que me odian sin razón ninguna, mi culpabilidad con migo misma y mi insomnio.

-lo dejaremos para otro momento- concluí cabizbaja una vez más.

-me parece bien- subiendo las escaleras directas al tercer piso de la torre se para y me dice- ¿Cómo has visto todo ya antes necesitas alguna ruta? O lo dejamos y bajamos directamente al comedor, además he dejado los libros en tu cama, y luego hablamos de tu horario de clases y demás- se coloca la diadema antes de seguir subiendo.

Mientras hablaba yo estaba distraída, ¿con qué ? Dirás, con todo, pero con un niño sobre todo, ya era hasta paranormal, no se que hacía ahí, porque estos eran los dormitorios de las niñas pero me daba igual, ojos azules y el pelo oscuro como el de Tamara, dios bendito que alguien me ayude.

-¿que coño haces aquí Bailey?- el grito de Tamara hizo que bajara de la nube y me diera cuenta de que me parecía atractivo un auténtico anormal.

- ya veo que estás con la nueva ¿otra niña a la que van a echar por tu culpa?- dijo con un tono burlón. Me guiño un ojo ¿de verdad pensaba que me iba a seducir?  

Tamara sonrojada del enfado dio una patada a las escaleras y continuó- vete al carajo.

-Cuidado no me vaya a hacer daño la mexicana- hablo entre risas el chaval mientras levantaba las manos acompañando un movimiento sarcástico.

Tamara se giró y me dio la mano mientras escuchábamos a ese dios sacado del infierno burlarse.

Si tú supieras [en proceso ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora