*Capítulo 11*

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Me levanté con un dolor de cabeza horroroso, sentía cómo mi cabeza retumbaba, pero no quería despertarme y abrir los ojos, no quería tener que enfrentarme al mundo real. Intento moverme lentamente para ir incorporándome poco a poco, hasta que siento a una persona detrás, abrazada a mí, dándome calor.
¿Qué había pasado ayer y por que no me acordaba de nada?

Preocupada me incorpore totalmente, y me giré hacia a tras, tan rápido que debí despertar a la persona que estaba ahí.

-¿Jackson?- es en serio que había hecho esa noche.

-oh, buenos días- el se levantó, haciéndome levantarme a mi también y con total normalidad, como si bo hubiera pasado nada, se fue al baño a cambiarse. Confundida y mareada espere a que Jackson saliera del baño. El tiempo se me hizo eterno así que me acerqué a la puerta del baño, el pareció no darse cuenta de que estaba yo detrás de la puerta y la abrió rápidamente para salir, yo a todo esto me caí al suelo, haciendo retumbar mi cuerpo entero y que ese dolor de cabeza fuera todavía más fuerte de lo normal.

-Rubita, levanta del suelo que no eres una alfombra-

-ya se Jackson- le dije mientras le hacía caso y me levantaba del suelo.

-¿Qué paso anoche? O sea, es decir, ¿cómo he acabado aquí?- pregunté.

-No mucho, te emborrachaste, luego te dio por bailar, desapareciste, lloraste y te llevé a casa- por que me sacaba tanto de quicio cuando se ponía borde. Llegaba a tal punto en que me dio igual que hizo, me dolía todo el cuerpo, parecía que estaba enferma, pero según Jackson era la bebida.

Me tumbé de nuevo en su cama, no me encontraba con fuerzas suficientes para ir a clases así que cerré los ojos.
-tranquila ya estoy aquí...-
¿Eso era un recuerdo? por que de repente me acorde de eso, era Jackson, su voz preocupada lo decía todo.

Abrí los ojos, ya se me había quitado el sueño, ahora sólo me centraba en ese recuerdo, quería recordarlo todo, pero con este dolor de cabeza era prácticamente imposible.
Salí disparada de la Torre de los chicos, y llegué hasta mi cuarto para limpiarme totalmente y cambiarme al uniforme, porque seguía con la ropa de ayer y me sentía sucia, necesitaba liberarme de todos mis pensamientos en la ducha.

Al llegar a la habitación agarré mi uniforme y me metí al baño con el, para al salir de la ducha y poder cambiarme.

-Buenos días Dianne- escuche decir a Tamara cuando salí del baño.

-¿hola?-

-Tierra llamando a Dianne-

-si, perdona-

-Ayer no volviste ¿pasó algo?- me preguntó

-no me acuerdo, solo que me he despertado en el cuarto de Jackson-

-¡No mames!, ¿y eso cómo así ?-

- ¡Tamara no me acuerdo!-

-¿Tan borracha estabas?- me ponía nerviosa que Tamara tuviera siempre la razón, pero era verdad no me acuerdo por lo borracha que iba.

Le conté todo a ella y a Raquel, y luego antes de empezar las clases me escapé a robar unos medicamentos que había en la enfermería para la resaca que me recomendó Raquel, de tantos que tome creo que fueron suficientes para revolverme el estómago para el resto del día, pero si que algo de efecto tuvo contra aquel dolor de cuerpo y cabeza.

Cada vez los recuerdos eran más intensos, hasta tal punto en el que se me hicieron pesados, con el estómago aún revuelto y ya de noche, me tumbe en la cama.

-Día largo- dijo Tamara al ver que me lance a la cama

-ughhh, si, estoy agotada- me hundí entre las sábanas calentitas y me fui a dormir lo antes posible.

Debían ser las 3:30 cuando comenzó una especie de recuerdo y pesadilla a la vez. Si que parecía un recuerdo, pero de vez en cuando se desvanecía, esta vez un hombre se me acercaba mientras yo bailaba, iba lentamente hacia mí de manera muy sensual, llevaba un traje negro y parecía haber estado trabajando allí, en el pub del padre de Lucas, todo por su placa donde se veía un nombre borrosamente, ¿Daniel? ¿Quién era ese?, no me caté pero cada vez el estaba más pegado a mí, yo paré de bailar y se borroneó todo, de repente el se acercó y me tocó, me tocó donde no se debe, donde el no tenia permiso para tocar.
Volvió a desvanecerse de nuevo pero esta vez estaba en un callejón, fuera del lugar, el chico me había llevado hasta allí, además el parecía contento, pero yo no lo estaba, me estaba diciendo algo, y luego prosiguió a reírse yo asustada comencé a llorar, pero el siguió tocando esta vez me agarro del brazo y me consiguió hacer una herida en el brazo con un cuchillo pequeño que llevaba, otra vez borroso de nuevo me vi en el baño del pub llorando, la gente no se percató por ningún momento y, y, y borroso de nuevo.
Me despierto al momento por la presión, sudando y asustada, quería que eso solo fuera una pesadilla, corrí al baño y me miré el espejo, allí estaba esa herida pequeña y fina por mi brazo derecho cicatrizada.
Eso no había sido una pesadilla, había sido un recuerdo, escalofríos se me pasaron por todo mi cuerpo en ese instante y después de eso solo pensé en Jackson. Necesitaba verle ahora.

Corrí por los pasillos, huyendo de las monjas, todavía sentía dolor en mi cuerpo, como si la pesadilla me hubiera afectado totalmente.

Estaba tan oscuro que me impedía recordar el camino a la torre de los chicos, asustada intenté moverme y al final conseguí llegar a el lugar, aporreé la puerta. aA estas alturas casi ni recordaba que Bailey era su compañero de cuarto, fue así hasta que me abrió, desmelenado de miro con cara de sueño.

-¿Qué coño quieres ahora rubita?- me dijo malhumorado

-tranquilo no te ilusiones que no vengo a verte a tí- 

- ¡¿y entonces que narices quieres?!-

-Quiero ver a Jackson-sonreí pícaramente como el hacia habitualmente, sabía que se iba a sorprender por eso pero no tenía idea de que iba a estar tan molesto. Obviamente me dejo paso para entrar y la luz de la habitación y el ruido despertó a Jackson.

-pero que...-el estaba también desmelenado, sus ojos oscuros estaban dilatados por el sueño, y se veía dormido.

-Jackson, por favor necesito que me cuentes todo lo que pasó en la fiesta-

-pues espera a mañana que es tarde-

-¡No!, lo necesito ahora, me he despertado por culpa de un sueño que al parecer no era tan sueño, era una pesadilla real, tengo pruebas-señalé a mi pequeña herida.

-Pero eso no es nada- refunfuñó Bailey

-si, hasta que me di cuenta de que no me lo hice yo, el camarero que atendía en la barra ¿Cómo se llamaba? ¡Daniel! verdad, Daniel me toco, en la pista, me llevo hasta un callejón y se rio de mi, hasta que me corto con un cuchillo, luego no se como conseguí escapar y me fui al cuarto d...- me vi interrumpida por Jackson, que terminó la frase como si el supiera de lo que yo hablaba.

-del cuarto de baño de las chicas...-hizo una pausa y continuó-bien, te creo, y te lo voy a contar, pero te juro que en cuanto pille a ese tarado lo mato-


Si tú supieras [en proceso ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora