Mal Augurio

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Disclaimer: Salvo por los OC y la historia en sí, todo le pertenece a Cressida Cowell y a DreamWorks.

— ¡Nosotros no transportamos personas, Eret!

Astrid ladeo los ojos en dirección a Hiccup, quien torcía los labios al escuchar todo lo que decían los miembros de la tripulación de Eret. Ambos estaban esperando que dejarán de discutir para salir del estudio de Eret, el cual estaba lleno de mapas, objetos útiles para trazarlos, una infinidad de catalejos y figuras curiosas de dragones.

Stormfly vigilaba la puerta, pendiente a que Eret regresará.

—Va bien— le murmuró Hiccup a la chica, quien no respondió, es más, movió la cabeza a otro lado, ignorándole por completo. Hiccup volvió a sentir el vacío de culpabilidad en su estómago, no se sentía para nada bien.

No debió decir esas cosas. No quería ofenderle, solo estaba estresado y por ende, algo enfadado, pero vamos... De acuerdo, no tenía ningún tipo de excusa, no importaba si ella había actuado mal, él también lo había hecho y por eso debía mínimo disculparse.

Pero no ahora, claro, al parecer, la tripulación de Eret no estaba del todo contenta de que ambos se quedaran en el barco en dirección a la isla de los Defensores del Ala, y eso que creían que ambos eran mortales.

—Creo que lo que Snotlout quiere decir es...

— ¿Quieres callarte, Cara de Pez? No intentes suavizar esto, ellos no pueden ir en este barco... ¿sabes quién es el sujeto que está en la oficina?— hubo un momento de silencio— Es Hiccup Haddock— dijo al fin, en un tono mucho más bajo— ¿Tienen idea de lo que nos harían si saben que está aquí?

Nuevamente silencio.

Y eso que no sabían que era Astrid.

— ¿Qué nos harían?— intervino una voz rasposa.

— ¡Sí! Yo no veo problema de que venga... es lindo— opinó otra voz, bastante parecida a la primera, sin embargo sonaba un poco más femenina.

—Ah, por mucho que odie admitirlo, Eret... Snotlout tiene algo de razón. Están dando varios cofres de oro por la cabeza de Hiccup Haddock.— dijo uno, con voz suave pero cargada de timidez— Sin mencionar que es algo así como el Gran Amo de Dragones.

Astrid miro a Hiccup, como si tratará de creer que eso era real. Hiccup le sonrió apenado y ella rodó los ojos. Pues de Gran Amo de Dragones no tenía nada.

— ¿Y eso qué?— chilló la misma voz rasposa que parecía de mujer.

—Qué si nos atrapan con él, lo más seguro es que lo maten y a nosotros de paso— aseguró el primero de todos que había hablado.

Eret seguía en silencio.

— ¿Y qué hay de la chica?— cuestionó el de voz tímida— No podemos dejarla aquí.

— ¿Quién dices que es?

—Su esposa— la voz de Eret sonaba harta.

— ¿Hiccup Haddock tiene esposa?— preguntó de repente el sujeto masculino de voz rasposa— Eso no suena natural.

— ¡¿Su esposa?! ¡¿Por qué siempre escogen a las rubias?!

—Eres rubia, Ruff.

— ¡Me refiero a las rubias rubias! Yo soy más cabello cenizo.

—Duh, tal vez porque es más bonito su cabello. El tuyo es un asco.

— ¡Tenemos el mismo cabello, torpe!

La Bruja y el Dragón: En busca de la TryllestavDonde viven las historias. Descúbrelo ahora