¡Rumbo a la final! ¡Disfruten el antepenúltimo capítulo!
Disclaimer: Salvo por los ocs y la trama en sí, nada me pertenece, sino a Dreamworks y a Cressida Cowell
Despertó en la cama, todavía con los parpados pesados, deseando volver a dormir de nuevo. Se acurrucó abrazando las mantas; suspiró antes de pensar en como había llegado a su cama. Le gustó pensar que Hiccup la había llevado en sus brazos hasta ahí, pero también le dio algo de vergüenza, a él no le gustaba ella de esa manera, se sentía incorrecto pensar que sí. Dolería mucho a la larga.
Además, cada vez estaban mas cerca de la Tryllestav. Claro, si el mapa de Hiccup era mas exacto, o si no terminaban exactamente del otro lado de donde debían estar, gimió, ella aún no había revisado el mapa y debía hacerlo para corregirlo, vino a su mente el nuevo mapa, el que se encontraba en el vendkort, el mapa de Hiccup coincidía, aunque bien y pudo haber sido por la emoción.
Arriba, Hiccup analizaba el nuevo mapa, mientras tanto, los terribles terrores despertaban lentamente, poniéndose al día, estaban listos para volar hasta que repararon en el peso del barco, que había recobrado su antiguo peso. Toothless les dijo que esperaran y que, en lo que Astrid despertaba,fueran a conseguir algunos peces para desayunar.
Eret caminó hasta Hiccup.
— Estaba pensando en lo que dijiste ayer.— habló Eret, Toothless ahora ya no quería gruñirle (ya no estaba con Astrid, después de todo... Y ya había aclarado que no la odiaba.) pero eso no significaba que ahora le agradaba. A Hiccup, de hecho, le agradaba Eret, a pesar de que él casi los ahorca en Nepenthe.— Sobre lo de dejarnos en una isla y continuar ustedes solos.— le recordó. Hiccup asintió, era verdad que era lo que le había recomendado, ahora que él y Toothless podían volar, no veían la necesidad de seguir arrastrando a Eret y su tripulación en aquella aventura llena de maldiciones y oscuridad. Eret había dicho que lo pensaría.— No creo que sea correcto.
Hiccup levantó una ceja.— ¿Por qué? El trato era que nos llevarían hasta la isla de los Defensores, salió mal, pero podemos dejarlos en una isla cerca... Y les pagaremos cuando acabé.— añadió, recordando que Astrid le había prometido un sin fin de cosas con la Tryllestav.— Los buscaremos y...
— Esto no es por el dinero.— Eret se cruzó de brazos, ligeramente ofendido.— Es solo que creo que ya estamos involucrados. Los gemelos le agarraron cariño a los dragones, Fishlegs tiene demasiado interés en ese... Extraño ojo del dragón o lo que sea...
— Astrid dice que se llama vendkort.
— Eso. Y Snotlout ya no parece querer dejarlos en medio del mar. — concluyó Eret, Hiccup seguía sin entender.
— Yo no creo que esta sea como salir de vacaciones.— No quería ser grosero, pero el hecho de que ahora todos se estaban divirtiendo un poco más no volvía aquella aventura menos peligrosa.— Eret, tu lo has visto, lo peligroso que es, los Defensores querían mandar a tu tripulación a la hoguera.
— Eso paso porque alguien resultó ser un soplón.— atajó Eret, Hiccup ignoró la intención del comentario.— El punto es que nos necesitan, y no vamos a dejarlos solos en esto.
En el fondo, Eret tenía razón, Hiccup no estaba seguro todavía de cuanto tiempo podía volar Toothless, si bien sus heridas estaban mucho mejor, aún le dolían ligeramente, ademas, la rubia le había pedido volar moderadamente, por lo menos hasta que sus heridas se curaran por completo. No hubiesen podido resolver el rompecabezas del vendkort sin Fishlegs, descifrar el mapa sin Tuffnut, derrotar a Batibat sin Snotlout, huir de Nepenthe sin Eret y rescatarlo de ser estofado sagrado de no haber sido por Ruffnut. Por otro lado, no se perdonaría si mismo si algo les pasara a los chicos, tanto a él como a Toothless les caían muy bien, en especial Fishlegs, que siempre que podía le preguntaba cosas sobre los furias nocturnas.
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La Bruja y el Dragón: En busca de la Tryllestav
General FictionDespués de la interrupción de su ritual, una bruja jura venganza hacía Berk. Ahora que ha vuelto, con más poder que antes, sumerge a Berk en la eterna oscuridad y la total miseria. Berk no tiene más esperanza que Astrid, una bruja, maldecida por su...