Rompecabezas

60 6 4
                                    

—Anda, para la suerte.— la animó el mismo sujeto que la había levantado en sus hombros cuando ganó, Astrid odiaba no poder hablar; ella solo negaba con la cabeza mientras olía el pescado frente a su cara.

Era Bagre, el pescado de la suerte, las reinas de la cosecha debían tratar de comer uno para la suerte; cuando vio que era inevitable, abrió la boca para simplemente tragarlo, pero apenas y lo sintió pasar por su garganta, lo cortó con los dientes y tragó por acto de reflejo lo que había en ella, jadeó, asqueada, con lágrimas en los ojos, tratando de vomitar. Los demás rieron y aplaudieron, pero ella solo quería ahorcar a quien sea que había sugerido esa idea tan asquerosa, escuchó como Mala decía que había sido un buen intento, pero que debían dejarla tranquila.

Vomitó después de correr a los árboles y se sintió mejor. Bueno, no todas las tradiciones de los vikingos podían ser bonitas; Hiccup seguía recargado en el mismo árbol, sin acercarse a la fiesta, caminó hasta él, todavía sintiendo como sus piernas estaban flojas, como si se le fueran a despegar de las rodillas. Era como si le hubieran puesto mantequilla en las articulaciones. Este la vio acercarse, regalándole una sonrisa sin ánimo, ahora con los brazos cruzados en su pecho. Astrid entrecerró los ojos, él había visto todo eso, desde la nueva corona (ahora con Sneezeworts, pequeñas flores blancas con centros amarillos), hasta lo del pescado... ¡Y ni había dicho nada! Puso sus manos en las caderas, tambaleando un poco.

—¡Oye!—le llamó groseramente, muy enojada. Hiccup se volvió perezosamente hacia ella.— ¡Viste todo eso y no trataste de evitarlo! ¡Casi me ahogan con un estúpido pescado "de la suerte"!— hizo comillas con sus dedos al decir lo último, Hiccup sonrió triste al ver su reacción.— Pudiste decirles algo, cómo "oigan, ella no está acostumbrada a eso"... ¡Tuve que vomitar en un árbol!

— Es parte de la tradición, la que gana el Høstdans, es la reina, y la reina se come el pescado.— dijo con voz pastosa, ahí Astrid se dio cuenta de que su amigo no estaba bien.— En realidad no importa si lo comes, lo que importa es que lo intentes.

— ¿Que tienes?— le preguntó frunciendo el ceño, examinando su cara, se observaba húmeda, y algo hinchada, no podía ver el enrojecimiento que tenía por la luz de las antorchas y de la fogata que se había hecho en medio de la plaza, bañando todo de una luz naranja que formaba sombras extrañas y evidenciaba aun mas sus ojos vidriosos.— ¿Estas bien? No creo que tengas un buen aspecto...

Llevo una de sus manos hacía la frente de él, casi colocándose de puntitas, ¿cuanto medía? No era mas alto que Eret, pero... Era alto. Sintió la piel caliente, sin duda Hiccup no se encontraba bien, este cerró los ojos ante su tacto, el cual era frio, ella deslizo su mano hasta su mejilla, encontrando la humedad típica de las lagrimas. Al sentirla, retiró la mano rápidamente, asustada, dando se cuenta de que él no le había pedido permiso para hacerlo.

— Oh, yo no...

— La verdad no estoy bien.— Confesó el castaño en voz baja, suspiró.— Kaira y...— suspiró con pesadez.— bueno...

— ¿Ella esta bien, cierto?— preguntó ella, asustada. Kaira estaba débil, pero no la veía tan mal. En su libro se decía que los pacientes con posesiones a veces solo vivían unos cuantos minutos después del exorcismo, debido al enorme esfuerzo al que su cuerpo había sido sometido. Oh, y esta fiesta era para ella...

— Sí, lo esta, la deje descansando.— se apresuró a contestar, Astrid respiro aliviada.— No tienes que preocuparte.— le aseguro, nuevamente tratando de sonreír, si Kaira estaba perfectamente, ¿entonces, por qué...?— Kaira y yo terminamos, es todo.— dijo tratando de que no sonara demasiado importante, Astrid abrió sus ojos aun mas por la sorpresa, negó ligeramente la cabeza, sin poder creerlo.

La Bruja y el Dragón: En busca de la TryllestavDonde viven las historias. Descúbrelo ahora