"Se creía que estaba del otro lado del mundo, justo pegado al borde. Donde el mar tenía fin y donde las aguas se filtraban hacia abajo; marineros cuentan haberlo visto a lo lejos, justo donde desaparecían dragones. Se decía que era la entrada a un mundo diferente al nuestro, donde no había vikingos o alguna otra persona. Sólo dragones.
Se le conocía por muchos nombres, unos lo nombraban "Nido Mayor", los dragones le llamaban de manera silbante "Hogar" u "Origen", los marineros lo describían como un enorme agujero de mar. Los Berkianos le llamaban "Mundo de Dragones".
Las brujas, sin embargo, lo llamaban "Mundo Oculto", la tierra donde la magia se hacía más presente. El origen de todo, quizá, de donde venían las criaturas más mágicas de todas: Los dragones.
Ahí, custodiada por un furia nocturna, se resguarda el tesoro más valioso que una bruja pudiese tener, con la..."
Astrid pasó página, sin embargo, no había más acerca del Mundo Oculto. La página en el libro de su madre había sido cortada con una habilidad milimétrica, como si no se quisiese que se notará su ausencia, aunque, se notaba bastante al ser un libro cosido. Dejo el libro donde estaba y estiró su espalda, Hiccup analizaba un mapa, calculando distancias, por lo que no notó el movimiento de su compañera.
Tal vez Hiccup, al ser un dragón, sabía acerca de lo que era el Mundo Oculto, pero temió preguntar y no obtener la respuesta que necesitaba. Desde que habían llegado a Nepenthe, Astrid tenía la impresión que tal vez se dirigía a ese lugar, justamente al borde del mundo, donde el mar tenía fin y se colaba directo al infierno. Se mordió los labios, nerviosa.
No había hablado con él desde que habían salido de Nepenthe.
— No entiendo— habló Hiccup, como si hubiese leído sus pensamientos, se veía cansado, pero con un sinfín de dudas— La siguiente isla es la de los Defensores, se supone que el mapa sigue, pero solo marca una parte repleta de mar.
— Quizá...— Astrid vaciló un poco, todavía se encontraba en estado de shock por lo ocurrido— Quizá, es una isla muy pequeña, tanto que no se alcanza... a ver en el mapa— habló en un hilo de voz que no le gustó nada.
Hiccup frunció el ceño, como preocupado, Astrid se encogió, sintiéndose pequeña, muy pequeña.
— ¿Estás bien?— volvió a preguntar él, como si esta vez ella fuese a responder y él estuviera muy seguro de eso. Astrid simuló que no tenía importancia, por lo que asintió. — En serio, ¿Todo bien?
Volvió a asentir. No se sentía con ánimos que hablar o algo así, no sabía exactamente el porqué.
Hiccup no se rindió y Stormfly detectó lo cerca que estaba el castaño, por lo que lo hizo retroceder con un gruñido amenazante; Hiccup se quedó dónde estaba, tranquilizando a la Nadder.
— Puedes contar conmigo, puede que yo no te conozca de toda la vida o algo así, pero si algo malo paso en ese lugar, si alguien...
— Creo que está en mi sangre saber cómo reaccionar a las vejaciones— repuso ella con un tono más ácido que lo usual, Hiccup lo notó y se preocupó todavía más— Estoy molesta, solo eso. — no dijo eso muy convencida y volvió a su libro de hechizos, dando la conversación por terminada.
Hiccup respiró hondo, soltando el aire muy despacio, como si no quisiera hacer ruido.
— Temía que te pasara algo.
— ¿Por qué? ¿Por qué aún no tienes la Tryllestav y adoras usar tus piernas?— repuso Astrid en tono grosero, sin mirar a Hiccup en absoluto. Este negó con la cabeza.
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La Bruja y el Dragón: En busca de la Tryllestav
Художественная прозаDespués de la interrupción de su ritual, una bruja jura venganza hacía Berk. Ahora que ha vuelto, con más poder que antes, sumerge a Berk en la eterna oscuridad y la total miseria. Berk no tiene más esperanza que Astrid, una bruja, maldecida por su...