36 || Epilogue: Stay together

703 71 7
                                    

La puerta del apartamento se abrió y el peliazul entró siendo recibido por las caricias de dos de sus gatos en sus piernas. Esbozó una sonrisa ante el suave tacto de los felinos y cerró la puerta. Todo se encontraba en silencio a excepción del ruido del televisor proveniente de su habitación. Dejó los zapatos en la entrada y caminó hacia su cuarto acompañado de los dos gatos.

Se detuvo en el marco de la puerta de su habitación y la vió. Estaba tan concentrada en la película que ni siquiera notó su llegada. Sonrió al ver sus ojitos brillar y el pucherito que se formaba en sus labios cuando estaba concentrada en algo. Sin embargo, su vista se desvió a la pancita abultada debajo de su gran suéter lila.

- Con que allí está Nal -soltó JeNo haciendo que Dae saliera de su trance y lo volteara a ver.

La "pancita" de la menor se removió y entonces Nal, su gato, dejó asomar su cabeza entre el cuello de la sudadera. Ambos sonrieron y después de que la pelinegra le diera unas leves caricias al gatito en sus orejas lo dejó salir de adentro de su ropa. No tardó en pararse e ir hacia JeNo.

El peliazul estaba anonadado con DaeRim. No podía describir la sensación que sentía en el pecho al verla la mayoría de los días al llegar al departamento después de un largo día de universidad. Y ni hablar de cómo iluminaba sus días con su tierna sonrisa cuando lo veía llegar.

DaeRim tomó las manos templadas y ásperas de Lee entre las suyas y se puso de puntitas para darle un besito a su novio el cuál lo recibió gustoso. Aunque la chica se pusiera de puntitas JeNo aun tenía que agachar un poco la cabeza y aquello se le hacía de lo más lindo. Simplemente la amaba tal y como era.

Le encantaban los pequeños besos de Dae, tan cálidos, suaves y frágiles. Su corazón aleteaba con alegría cuando sentía sus labios contra los suyos, era simplemente como tomar un sorbo de chocolate caliente con malvaviscos en una fría mañana de invierno. Las manos de JeNo encontraron su camino hacia las caderas de la menor pegandola más a su cuerpo y prolongando el beso mientras que DaeRim enredó sus manos en su cabello acariciándolo con delicadeza, ambos sonrieron de por medio.

- ¿Qué tal estuvo tu día? -preguntó la pelinegra una vez rompieron el beso, sus frentes aún juntas y ellos abrazados.

- Algo agotador, pero ya solo dos días más y los exámenes terminan.

- ¿Y qué tal vas con el equipo? -inquirió ella mientras abrazaba al muchacho por detrás y así se encaminaban hacia la cocina.

- Por el momento el entrenamiento está leve. No tenemos alguna competencia programada -respondió JeNo acariciando las manos de su novia.

- Eso es bueno, no me gusta verte muy estresado -musitó DaeRim una vez llegaron a la cocina y se separaron- Bien, ¿qué preparamos para comer?

- Pidamos algo a domicilio, quiero aprovechar el tiempo contigo -respondió mientras se servía un vaso de agua.

DaeRim sonrió ante lo mencionado y se acercó al mayor intentando dar un brinco para sentarse sobre la encimera. Al ver que no podía subirse, JeNo la ayudó tomandola de la cintura e impulsandola hacia arriba. Una vez la pelinegra se pudo sentar, él se acomodo entre sus piernas disfrutando del contacto íntimo.

Había veces en las que no necesitaban de las palabras para comunicarse. Era un momento mágico que solo ellos dos podían entender, sumidos en un completo silencio mientras se observaban mutuamente expresando lo que sentían a través de sus ojos.

- Me dejaron quedarme el fin de semana -soltó la menor y JeNo de inmediato abrió los ojos y dejó el vaso de agua a un lado para atrapar a DaeRim en un abrazo de oso.

- Eso es increíble, cielo -soltó el peliazul con su característica sonrisa decorando su rostro.

Había veces en las que DaeRim se quedaba unos días en el departamento de JeNo. MinJi le molestaba constantemente diciendo que de una vez por todas vivieran juntos, pero aún creía que era algo temprano para hacerlo. Es decir, claro que le gustaría despertar todas las mañanas junto a su novio, le encantaría. Pero no quería hostigarlo, ambos eran unos novatos aun en la universidad y la adultez, más Dae, así que esperaría a qué las cosas tomarán su lugar poco a poco.

- ¿Tu padre está de acuerdo con esto? -inquirió rápidamente el mayor.

La pelinegra presentó a JeNo con sus padres unas semanas después de su reencuentro. Su mamá estaba más que encantada con él y pegó el gritó en el cielo cuando confirmó que eran novios. Tanto así le gustaba que lo invitaba a comer a la casa a menudo y no se le escapaba hacer insinuaciones de una boda en el futuro que siempre dejaba a los dos con la cara roja. Por otro lado, el papá de DaeRim lo repelía, y no porque JeNo fuera un mal muchacho, sino que al ser Dae su única y pequeña hija sentía que se la estaba arrebatando. Aún así, estaba haciendo el intento por aceptar que su hija tenía que dejar el nido.

- Al principio no estaba muy convencido, pero aceptó. Ha sido un pequeño progreso -respondió sonriente y volvieron a abrazarse.

Después de un poco más de charla sobre cosas triviales, pidieron su comida a domicilio e hicieron ramen para acompañar. Ambos se acurrucaron en el sillón de la pequeña sala, DaeRim sentada sobre el regazo de JeNo dándole de vez en cuando unos bocados de comida, mientras veían una película que se encontraron mientras pasaban los canales en la televisión.

- JaeMin me habló hoy -soltó el peliazul logrando tener la atención total de su novia- . Él y MinJi van a pasar las vacaciones de verano en Busan y nos invitaron.

- ¡Tenemos que ir! -soltó emocionada DaeRim. Hace tiempo que no pasaban tiempo con sus amigos.

JeNo se limitó a asentir con una sonrisa y acercó el rostro de Dae para plantarle un suave beso en los labios. Ambos siguieron comiendo y una vez terminaron se quedaron un rato más en la misma posición conversando con el sonido del televisor de fondo.

Al final del día ambos lavaban los pocos platos que usaron entre risitas y mimos, claro que no se olvidaban de los gatos del mayor que les hacían compañía y con los que jugaban por momentos. El día acababa con ambos jóvenes haciéndose cosquillas mientras se encaminaban hacia la habitación de JeNo, la ropa iba cayendo poco a poco a lo largo del camino y ambos entraban a la ducha cerrando la puerta del baño con un portazo dejando a los tres gatos esperando por sus amos.

●•●•●•●

Lovely Defects; ljn • nctDonde viven las historias. Descúbrelo ahora