La Casa de Papel - One Shots [ESPAÑOL]

Nairobi x Denver (EXCLUSIVO ESPAÑOL)

Importante

Antes de todo, quiero avisar que este one shot no es mío. Es de una amiga mía, pero ella me dejó traducir y cambiar unas cositas y añadir un poco y le hizo.

02:00 - Monasterio, un mes después del atraco al Banco de España

Nairobi levanta su camiseta hasta el cuello y aleja el vendaje con dos dedos relevando la zona herida entre las costillas. Al contrario de lo que les ha dijo el médico pasquitán, la cicatrización era muy lente y la zona herida estaba aún con malo aspecto.

En la miente de Nairobi, la palabra correcta era "asqueroso". Ella sabía que no tenía nada que pudiese hacer en aquél momento, pero no podía evitar mirar mal su herida.

Nairobi tenía se mirado aquella madrugada al espejo, con esperanzas altas de alguna señal que su herida estuviese mejor. Pero, como siempre, se decepcionó.

En todos aquellos años, Nairobi nunca se había sentido fatal de su cuerpo y necesitaba admitir que eso dolía.

- ¡Para con eso! - Susurra Denver por aún seren las dos de la mañana.

El hombre ha aparecido en la puerta de su habitación sin hacer ruido casi cómo si hubiese flutuado hasta allí para no despertar a nadie, asustando Nairobi. La gitana baja deprisa su camiseta gris, fingiendo normalidad.

- ¿Qué tal, Denver? Que bueno es te ver.

- No finjas que no pasó nada, Nairobi. Sé que estabas haciendo.

- Has descubierto que me estaba mirando al espejo. Qué malo, ¿he?

Daniel cruzó los brazos y cerró los ojos.

- ¡Estás mirando tu cicatriz con vergüenza! ¡Eso es ridículo!

- Perdona, pero ¿qué quieres decir con "ridículo"? ¿Crees que es apenas drama de mi parte?

- No, apenas creo que no estás dando la debida atención a tus heridas. Deberías tener orgullo de ellas.

Nairobi frunce el ceño, sin entender dónde quiere llegar su amigo.

- Mira, cuanto peor la cicatriz significa que has supervivido a más.

- ¡No, Denver! Significa que fui estupida lo suficiente para caer en una armadilla simple de la policía, después cabrée un psicopata y casi pierdo la mano - La mujer traga las lágrimas que amenazan caer.

- O que superviviste a dos tiros, uno de ellos en el pecho - Sonríe su amigo.

- ¿Dónde quieres llegar?

- Vamos a la cocina que tengo mucho para hablar contigo.

Nairobi rueda los ojos, siendo arrastrada por los dos brazos hasta la escalera. Denver apaga la luz de baño y camina con cuidado al lado de Nairobi evitando despertar a los demás.

- ¿Me vas a explicar qué coño haces despierto a estas horas? - Pregunta Ágata en su susurro.

- Cincinnati está durmiendo y yo no tenía sueño y salí a por un cigarrillo que tenía ganas de fumar, pero no le quería despertar.

- ¿Quieres hacer brigadiers? Es más sano que fumar.

- ¿Me estás prohibiendo porque no puedes fumar? Uf, debe ser muy triste tomar antibióticos - Se ríe Denver.

- Jajaja muy divertido, Daniel. Coge la leche condensada y el chocolate.

Denver va a por los ingredientes y los entrega a Nairobi. Después se sienta en la mesa y apoya su cabeza en las manos.

- ¿Volvemos a lo que estábamos hablando?

- ¿Porqué te importas con eso? No es cómo si las cicatrizes me traigan buenas memorias.

- Ya pasé por lo mismo. Hice varios atracos y nunca salí ileso y también estuve en la cárcel.

Denver quita su camiseta, exponiendo pequeñas señales de heridas por su abdomen. Nairobi frunce el ceño, haciendo la comida.

- Esta aquí, fue de unos de los jefes de la cárcel que me apuñaló porque no le pagué - Apunta para una cicatriz arriba de su cintura.

- Esta es de una bala perdida en la huída de un atraco - Enseñála otra en el lado derecho de su panza.

- ¿Y este? - Pregunta la mujer al ver una cicatriz semejante a rasguño.

Denver sonríe.

- Este fue un poco tonto la verdad. Tenía 4 o 5 años y estaba de vacaciones con Julia y mi padre. Estaba sin camiseta y un perro empezó a ladrar y no se callaba. Ya me estaba molestando. En esa altura ya tenía esa mania de empezar peleas. Lo tengo desde que me acuerdo la verdad. Me meti en duro y valiente y empezé a gritar con el perro para que se callara - Él ríe. - Le amenazé.

- ¡Ay, pobrecito! Es apenas un perro - Comenta la mujer haciendo los brigadiers.

- ¡Tenía 4 años! No pensé. Siguiendo, el perro se enfadó y me atacó mucho. Acabé sangrando y me padre se enfadó tanto conmigo. Y... es la primera vez que lo digo a alguien, pero ahí me dé cuenta que no soy invencible y no iba a ganar siempre mis peleas y, durante unos años, pero pocos, tuve miedo de perros ladrando.

La mujer le escucha.

- Las otras fueran peleas en los bares que yo participé - Él baja su camiseta.

Denver se acerca de Nairobi, le mirando a los ojos y toca suave su mano vendada.

- Lo que te estoy intentando decir es que... cada história interesante, te deja marcas. Por más doloridas que puedan parecer - Él rueda la mano de su amiga con cuidado y pasa el dedo por todo vendaje.

- Creo que siempre tuve problemas con mis cicatrizes.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- ¿Te acuerdas de mi pelea con Tokio en la clase de anatomía, en Toledo?

- Sí, creo que se llamarán una a la otra lesbianas.

- Fue porque ella intentó bajar mis pantalones para mirar la cicatriz de cesárea. Me puse nerviosa y invente que Tokio estaba interesada en mi.

Nairobi le enseña la cicatriz en el lado izquierdo de su cintura. Denver la mira con pena su amiga, pensando en el hijo de la misma.

Si algo parecido pasase con Cincinnati, Denver sentía que nunca iba a conseguir seguir en frente.

- Hay veces que me olvidó lo fuerte que eres, tía.

Denver se acerca de Nairobi y la abraza con cuidado. Se dejan estar en ese abrazo un buen rato hasta notaren que sus brigadiers están listos.

- Huela bien aquí. ¿Qué es? - Río aparece en la puerta.

- ¿Qué tal, tío? Siéntate, vamos a charlar un poco.

Río se sienta en una silla, jugando con sus piernas como un niño ansioso para comer. Cuando Nairobi se gira con la olla, Río ve las lágrimas en el rostro de su amiga.

- Nai, tía,...

- No te preocupes, ¡ya lo resolví! - dije Denver.

Nairobi le manda una pequeña sonrisa y Denver le gruñe el ojo. Juntos, ellos compartían algo muy raro.