41. Nombres de bebés.

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____:

Al menos alejandro y mi mejor amiga están bien otra vez, no soportaría verlos separados y más por algo que es sumamente serio.

Para eso de las seis de la tarde se fueron para ir de paseo y platicar o si no irían de regreso a casa, no alcancé a escuchar bien hacia donde pues fui a la cocina por algo de agua. Pepe y yo decidimos ver un poco de televisión pero fue descartada la idea totalmente cuando éste me empezó a insistir en qué era eso de lo que yayo sabía y él no.

-Espera un rato más y sabrás. -era lo único que le decía.

No quería arruinarle la "sorpresa", era algo que la mayoría de las mujeres hacen cuando están embarazadas pero como yo sería madre primeriza, para mí todo era especial por más que fuese a ser "insignificante".

Tras insistir por eso de cinco minutos continuos, procedimos a seguir espectando de cualquier tontería que estuviesen documentando en la televisión, vaya que era sumamente lindo estar a su lado.

Sus labios hicieron tacto en mi mejilla lo cual provocó que ésta tomase un tono carmesí, él al notarlo, soltó una sonora carcajada.

- ¿Te he dicho lo chula que te vez así? -pregunta y yo niego entre risas cuando obviamente ya sabía que la respuesta era afirmativa- ¿no? Pues vaya que te ves así.

-Gracias cariño. -sonrío.

-Te amo. -besa mis labios y yo correspondo enseguida.

Hace mucho no le escuchaba decirme que me amaba pero sin duda cada que Dios se lo recuerda, es muy hermoso. Ser amada por él ha sido lo más bello que la vida me pudo haber dado.

-Yo también te amo. -le dije para finalizar el beso.

-____, fuiste y has sido la casualidad más bonita de mi vida hasta la fecha.

-Qué romántico andas hoy, José.

- ¿Acaso no puedo estarlo? -frunce el ceño.

-Algo quieres...

-Ajá... quise decir, no.

-Entonces no me amas y no soy tu casualidad más bonita. Sólo lo dijiste por conveniencia. -hago un puchero.

-No cielo, no, todo es verdad.

- ¿Y...?

-Bueno ¡ya dime qué se traen yayo y tú! ¡Me tienes con la curiosidad comiéndome vivo!

-Ya te dije que no y no lo haré hasta que él venga.

-Ten piedad mi vida, soy tu esposo.

-Lo siento mi amor pero el día de hoy tus encantos no funcionarán conmigo.

- ¿Ni porque te coma a besos? -me mira con picardía.

- ¡José, por favor! -le doy un leve golpe en el brazo para enseguida cubrir mi rostro que siento que está ya todo rojo como tomate.

-Bueno, bueno ¡ya! ¡Esperaré!

-Gracias. -descubro mi rostro para verlo y me lo encuentro demasiado cerca y no contengo mis ganas de besarlo.

Sus besos son como la droga, muy adictivos.

Hiso un camino de besos en mi cuello hasta llegar a mi boca de nuevo, acuné su rostro entre mis manos, picaba un poco debido a su barba pero importó poco. Sentía como cada vez se intensificaba la cosa y yo debía parar, no podía haber un momento pasional entre los dos debido a mi estado, si por mí no fuese que estuviese embarazada, con gusto le doy acceso.

Problemas. [3ra. Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora