13. Un sueño.

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Hoy era el día que había "esperado" con tanto "entusiasmo" ¡mi boda con jason!

-Te vez hermosa hija. -comenta mi madre.

-Gracias mamá, es el vestido que siempre quise, tal como lo imaginé para este día -fingí una sonrisa-, para casarme con la persona que amo.

-Me huele a pepe. -dice.

-Mamá, ya hablamos de eso. -me giré para verle.

-Sí hija, pero tienes que dejar de hacerte, lo que te dije aquel día sabes que es cierto, pero eres tan terca y necia ¿qué pretendes con esto?, quien sale herido también es él. -pausó unos segundos con el ceño fruncido y continuó-: ¡Ya entendí!

- ¿Qué? -enarco una ceja.

-Estás haciendo esto para que cuando pepe se entere, sufra. Tú quieres que él sufra lo que tú sufriste después de todo y déjame decirte que haces muy mal hija. -negó varias veces con la cabeza-. Tú no eras así ¿y sabes qué? ¡Haz lo que quieras!, cásate con jason, pero déjame decirte que cuando estés arrepentida de lo que hiciste, quizás y pepe esté felizmente casado con otra y ahí sí, no me vengas con "mamá, tenías razón" porque yo te dije bien y tú no quisiste entender. -añade mi madre algo molesta.

No dije absolutamente nada.

-Apúrate, se hace tarde para ir a la iglesia. -apresura mientras observa la hora en su reloj color crema.

-Ya qué, estoy lista y déjame darte las gracias, ya me amargaste el día. -bufé.

-No me salgas con eso, anda ya vámonos.

Mi madre salió de mi cuarto, me miré por última vez al espejo, miré mi vestido, era hermoso, recordé el día en que lo vi en el aparador hace tiempo, fue cuando iba con pepe paseando por ahí y me dijo que era el vestido perfecto para cuando llegásemos a casarnos, claro, cuando él me pidiese matrimonio en el momento adecuado. ¿Qué rayos hice?

Mi vista estaba centrada hacia afuera, mi madre iba atendiendo una llamada mientras que el chofer de la limosina manejaba hacia la iglesia, sentía como el estómago se me revolvía, estaba nerviosa. Me puse a pensar en todo lo que mi madre me llegó a decir y tenía razón, si me casaría con Jason era para poder sacarme a pepe de la cabeza, otro punto bastante a su favor es que aún estoy a tiempo de cancelar todo y no casarme.

Mi padre me llevó hasta el altar en donde ahí se encontraba Jason, se miraba demasiado guapo con el esmoquin que traía puesto, le asentaba muy bien.

-Te entrego a mi más preciada posesión y por favor, lo que prometas ante Dios nuestro señor, cúmplelo con acciones, no con palabras. -musita mi padre.

-Lo haré señor. -sonrió.

Me miró de una manera tan dulce, tan tierna, le sonreí. "Te ves hermosa" me susurró al oído, mis mejillas se ruborizaron y le agradecí. El padre entró a la iglesia, todos se pusieron de pie, nos regaló una bonita sonrisa.

-Buenas tardes. Queridos hermanos, estamos aquí para unir en santo matrimonio a estos jóvenes.

Jason y yo nos miramos.

-En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo...

-Amén. -finalizaron todos al unísono.

La misa dio inicio, todos estaban sentados, atentos a lo que el padre decía, sólo su voz era escuchada, sus palabras me hicieron llorar, tenían tanta razón, eran perfectas, pareciese que en realidad tenía una comunicación con Dios nuestro señor.

Problemas. [3ra. Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora