31. Twins.

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"-Estás deprimida porque tú misma te planteas esa idea de que tu marido pueda llegar al punto de hartarse de ti y te abandone junto a tu bebé debido a tus comportamientos, tus actitudes. El miedo se vence a no ser que dejes que se apodere de ti, siendo así... vas a estar en el mismo ciclo sin fin y lamento decirlo pero quizá suceda y lo termines por perder todo para siempre. -la voz de la psicóloga sonaba tan relajante y pacífica que muy a fondo tenía un toque de supuesta ira-. Mi consejo es: lucha contra el miedo y las malas ideas, verás cómo en días se esfuman a joder a otro lado. -me guiña el ojo para luego regalarme una cálida sonrisa de oreja a oreja".

Fue algo que recordé. Tenía mucha razón, había dejado entrar al miedo mezclado con las malas ideas, pensamientos que a fin de cuentas reinaron en mi cabeza para atemorizarme con el afán de que pepe podría ser capaz de abandonarme junto a nuestro futuro bebé.

Y eso me daba justo en el corazón que lo terminaba por hacer trizas, añicos, diminutos pedacitos difíciles de reponer.

Desde aquel entonces, él se ofreció a llevarme con una psicóloga para tratar "mi caso", no por loca si no para desenvolverme con ella acerca de la situación y quizá pudiese darme claves para yo misma llegar a una solución.

Y al ritmo que voy, me siento orgullosa porque poco a poco voy logrando deshacerme de todo ello. No es fácil.

*-*-*-*-*-*-*-*

Seis meses después...

Terminé de maquillarme, agarro mi cabello en una cebolla hasta arriba, me miro al espejo por enésima vez y esbozo una sonrisa de oreja a oreja, mi barriga ha crecido. La acaricio por un momento y no evito llorar en silencio.

-Hola chula. -saluda él, ese que me vuelve loca con tan sólo una caricia. Se posicionó frente a mí radiante y alegre pero todo eso se derrumba, disminuye al verme llorar-. ¿Por qué lloras?

-Es por felicidad. -contesto y limpio varias de las lágrimas con la yema de mis dedos-. Han pasado ya seis meses y todo va tan bien, es muy lindo.

-Así lo va a ser para siempre mi amor, junto a ese niño o niña que estás por parir. -sonríe para luego soltar una carcajada-. Eso se escuchó raro pero gracioso a la vez.

-Tonto.

-Aguarda... ¿dijiste seis meses?

-Ajá.

- ¡Amor! ¡Es tiempo de ir a saber si es niño o niña! -me toma de los hombros con entusiasmo, jamás lo había visto así.

-Exactamente. -digo.

-Olvida que iremos a comer, debemos ir a saber el sexo de nuestro bebé.

-Me sorprendes, cielo. Nunca te había visto tan feliz y emocionado.

-Ya lo sé pero... eres la mujer y amor de mi vida, me emociona la idea, además, ya me preparé mentalmente para cuando nazca. -me guiña el ojo.

-Eres un lindo. Bien, hay que darnos prisa si quieres saber lo del bebé.

-Está bien.

Tomé mi abrigo para enseguida ponérmelo y tomo el celular también, el día estaba ventoso y fresco. Pepe entrelaza su mano con la mía, ambos salimos así de la recámara, bajamos las escaleras para luego salir de la casa; me abre la puerta del auto a lo que yo le agradezco, cierra y rodea éste mismo para subir por el otro lado, encender y conducir hacia la clínica más cercana o hacia el hospital.

Parecía una estúpida al no dejar de sonreír pero era por emoción, felicidad y entusiasmo combinados haciendo uno solo, mis ojos resplandecían como la luz que el sol emite al amanecer o atardecer. Creo que este es de esos días que se añade como a los mejores de mi vida.

Problemas. [3ra. Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora