Llegamos a la entrada de un lugar enorme, cubierto por inmensos árboles y una entrada amplia que estaba hecha de una combinación de hierro y roble. Un par de guardias vieron a la doctora Abigail y abrieron las puertas para dejar avanzar el auto siguiendo un camino de piedra que nos llevaba hasta la entrada del edificio.
- ¿Sorprendida? - Decía la Dra. Abigail.
- Lugares como estos solo existen en películas doctoras.
- Pues aquí lo tienes frente a ti. - Seguía manejando. - Te pediré que por ahora me llames Abigail, solo para quitar la formalidad por el tiempo que estemos aquí, pero aún sigo siendo tu doctora, ¿De acuerdo?
- Entendido y de nuevo gracias por la invitación a este lugar.
- El que vengas como mi compañera de trabajo me dio la oportunidad de traerte aquí.
- ¿Y no ocasiona problemas el que traigas así a tus pacientes?
- No porque te traje aquí como mi asistente, así que no debería de ser un problema, pero para evitar algún problema evita decir que eres mi paciente, el director Richard sabe que suelo hacer este tipo de cosas con algunos pacientes, pero por confianza.
- De acuerdo, ya me habías comentado que trabajaría contigo de algún modo, solo espero tener la oportunidad de conocer este lugar.
- Claro que lo tendrás, la ventaja de ser parte de este evento es que tienes casi una total libertad de andar por el lugar, así que si, podrás aprovechar del club. - Sonrió ligeramente. - Bien, llegamos. - Estaba tan concentrada escuchando a Abi que no noté la casa extremadamente enorme con acabados de piedra color perla.
Rodeamos una fuente hacia la entrada empedrada, bajamos del auto mientras dos jóvenes nos saludaban cordialmente, uno de ellos bajaba nuestro equipaje mientras que el otro se subía al auto para llevarlo a su lugar de estacionamiento. Estaba perpleja, frente a mí se encontraba la puerta de entrada, decorada de un marco gris y dos puertas de cristal con marco de madera oscura y unos pequeños escalones hasta la entrada, a nuestra derecha había una pequeña recepción decorada con algunas flores donde se encontraba una señorita frente a una computadora.
- Doctora Abigail. - Saltó rápidamente la morena de lentes y sonrisa blanca. - No la escuché llegar, una disculpa.
- No te preocupes Miranda ¿Está Richard?
- Si, está en la oficina, le avisaré que ha llegado. - La morena tomó el teléfono marcando. - Llegaste un día antes que el resto, así que no lo tomarás tan ocupado. - Abigail agradeció y giró hacia mí.
- Si quieres espérame en la sala, no tardaré. - Asentí con la cabeza y pasé a la sala, bajé un par de escalones largos que se encontraban justo a un costado de la oficina antes mencionada y me senté en uno de los enormes sillones blancos. Empecé a ver mi alrededor, el lugar tenía detalles y decoraciones espectaculares, frente a mí había un gran ventanal donde podían verse unas cuantas mesas exteriores, a mi derecha una fuente interior diseñada para dar la impresión de ser una pared.
- ¿Disculpa esperas a alguien? - Salté del sillón al escuchar la voz de un hombre que había aparecido por un pasillo que se encontraba cerca del ventanal, el hombre era fornido, de piel blanca con cabellera castaña y barba.
- Ella viene con la doctora Abigail. - Contestó la morena al verme en blanco.
- Oh, lo siento no sabía que ya había llegado la doctora. - Expresó mientras se acercaba a mí. - Discúlpame si te asusté, permíteme presentarme, mi nombre es Christopher Evans, soy el coordinador del club. - Estiró su mano hacía mí y la tomé sonriendo cortésmente.
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En algún lugar de Londres
FanficAndy tuvo la oportunidad de ir a Londres, pero no sabía qué en el trayecto de su aventura se encontraría con Tom hiddleston. Esta historia es una novela de fanfic, diseñada para disfrutar de una historia paralela a la realidad, no todo el contenido...