Hielo por todas partes, todo era blanco en aquel baldío helado llamado cementerio de dragones. Los huesos de los dragones muertos sobresalían del hielo, ni el mismísimo sol podía derretir medio milímetro de la capa de hielo de aquel lugar. Para Analad esto era el paraíso, todo rodeado de hielo, escarcha y nieve, todo congelado para él. Sentado en una piedra junto a su Vencedor Razaescarcha vinculado al Hielo, un regalo de Tirion por ayudar en la preparación del ataque inicial a la Ciudadela de Corona de Hielo. El vermis con armadura estaba sentado a su lado, esperando órdenes de su dueño. Las hachas marcadas con runas de escarcha descansaban a su lado, listas para ser usadas en cualquier momento. Cuando era mago en su adolescencia le gustaba conjurar la magia de escarcha, pero después de la traición de los suyos renunció a la magia y se adentro en un nuevo camino llamado libertad. El día de su muerte había bebido demasiado y terminó follando con una elfa nocturna junto a su hermano, un buen momento antes de morir y lo mejor de todo es que ahora podría hacerlo cuando quisiera, follar todos los días y beber como nunca. Pero a pesar de todo eso tenía algo con que cargar, al igual que su hermano, con la diferencia de que él desgarraba las almas de sus oponentes con su poder helado. Masacraba a todos con lanzas de hielo compacto, lo congelaba todo, el frío lo hacía más fuerte que nadie, era cruel y frío y de no ser por Nerha, se habría convertido en un monstruo. Era sádico y cruel, y le gustaba el sufrimiento ajeno, su cuerpo permanecía helado todo el tiempo. Había hecho atrocidades mientras era controlado por Arthas, pero lo que había hecho ese día en el hielo con aquel magnatauro no tenía justificación. Apuñalar a la bestia humanoide con lanzas y espadas hechas a base de su poder fue un acto de salvajismo y crueldad, y el se divirtió con ello, los gritos de dolor y agonía de la bestia mientras perforaba la carne con los cortes de sus hachas rúnicas sobrepaso los límites. La bestia ni siquiera lo había atacado y el aprovechó ese momento para hacerla sufrir como si de alguien se tratara. No había honor en él, desde su muerte ya nada le valía y reconocía que debía tener al menos algún tipo de control, torturar a las criaturas a muerte no era algo de lo que se sentía orgulloso pero no podía dejar de hacerlo. Se preguntó que placer le daría hacerlo con una persona, las bestias no hablan y no era lo mismo. Le producía cierta satisfacción matar con este método tan bizarro pero, ¿y si capturaba a una persona para su satisfacción personal? Lo haría con otras razas no pertenecientes a la Alianza, Nerha lo mataría de nuevo si tocaba a uno de los suyos. La sonrisa sádica y aterradora fue formándose en sus labios mientras la idea recorría su cabeza. Si lo atacaban tenía excusa para tal acto depravado pero en ese páramo helado no había nadie con quien divertirse. Sabia que había una recompensa por sus cabezas entre los elfos sanguinarios, lo sabía desde que desertó junto a su hermano y se ajuntaron con Nerha, lo consideraban traidor cuando en realidad fue a él a quien su propia gente traicionó. Bien, si querían matarlo que lo intentaran, el iba a luchar por mantenerse en este mundo, no le iba a dejar a Vilathir el control de la elfa nocturna.
A lo lejos el Templo de Reposo del Dragón era visible, Nerha estaba allí con sus hermanas, Kalaar, Taylan y Vilathir. Tenía tiempo de sobra para holgazanear hasta que se le llamara. Quitándose el yelmo notó que su pelo se estaba volvieron mas gris, el color blanco heredado de su madre estaba desapareciendo. Soltándose el pelo tomó la cinta y se lo amarró justo como a Nerha le gusta. El hedor a perfume y demonio le golpeó, había una bruja cerca, una troll Lanza Negra lo estaba cazando. Bien, hora de probar los gritos de agonía de los vivos
El brillo azul de sus ojos era más claro debido al uso constante de las runas de escarcha, lo que lo diferenciaba de los demás de su clase. El Caballero de la Muerte no se molestó en colocarse el yelmo de nuevo, quería que su víctima viera su rostro los últimos momentos de su existencia, el sólo pensarlo le había excitado, se iba a divertir hoy después de todo. Dejó que la bruja lanzara su ataque y luego la congeló manteniéndola intacta y con vida. Hora de divertirse; bebería de su agonía un buen tiempo hasta que la muerte la reclamara.
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Wateredge (World of Warcraft: Wrath of the Lich King)
FanfictionAzeroth se enfrenta a la amenaza del Rey Exánime. Los héroes de ambas facciones se levantan para hacerle frente al avance de la Plaga. Seis hermanas se unirán a la lucha. Hijas de personajes de gran renombre harán su propia leyenda, pero nada es lo...