Wateredge (World of Warcraft: Wrath of the Lich King)

La Fiesta de la Cerveza. Esa maldita resaca.

La Fiesta de la Cerveza, una celebración de los enanos que se ha extendido por todo Azeroth. Faltan dos días para que acabe y los almacenes aún rebozan de barriles de cerveza y vino, pero en dos días Saeli tendrá que hacer otro pedido y ninguna de las hermanas están en condiciones de viajar, al menos por ahora. Zallha nunca espera al último dia para alcoholizarse pero este año hubo un inconveniente, un asunto que debía resolver por si misma. La General Plumaluna las había atrapado in fraganti en dos momentos pero como siempre, Zallha tenía que arreglar todo y la negociación terminaba siempre con una o dos bolsas de oro de por medio. Hubó una vez que la pícara le preguntó a la General porque la manía de quitarle su dinero a lo que ella respondió que lo que le pagaba su madre no le daba para una sección completa del servicio de baile nocturno pero esta vez terminaron compartiendo y fumando droga de baja calidad.

Este año todo salió bien, por ahora.

Llegó el último día y ninguna de las hermanas aguantaba ni una gota más de alcohol en su cuerpo hasta el punto en que Zallha tuvo que llevar a cada una y acostarlas en sus respectivas camas. La más fácil fue Nerha ya que Vilathir y Analad les quedaba algo de consciencia y se la llevaron arrastrándola por las escaleras. Myth’Vhalir se digno a aparecer y le encargaron subir a Xallha. Zallha le dijo “¿te gusta andar con mi hermana?, pues anda y llévala a su cama y ni se te ocurra pasar tus manos por ella”. A Killha tuvieron que bajarla de la barra, estaba tan borracha que se había quedado durmiendo allí. Nellha, hay Nellha, maldito día en que se convirtió en una guerrera, esa si que dio trabajo, su peso corporal sobrepasaba los límites de la comprensión y para alguien acostumbrada al sigilo y a la agilidad aquello fue lo más parecido a una venganza. Al menos Kallha no se pasó tanto de la raya, tal vez por el hecho que a ella no le gusta andar con mucha ropa cuando esta borracha pero por esta vez conservó la poca dignidad que posee su corazón de cazadora. Zallha siempre se lleva la peor parte pero ella hace cualquier cosa por sus hermanas sean lo que sean, después de todo, son lo único que le queda. Y cuando digo peor parte me refiero a que tuvo que dormir con todas las mascotas de Kallha y los dragones de sus hermanas incluyendo a Nekroll. Y vaya que habían crecido los muy cabrones, si seguían así dirían adiós a pagar para volar de un lado a otro. Al menos descansaría todo el día.

Nerha sintió algo frío encima de ella, la pierna de Analad que le rozaba los muslos y los brazos de Vilathir la apretaban mientras este mantenía su cabeza entre sus senos desnudos. Y si, estaba desnuda. Y no sabía porque, sólo sentía mareos, la visión borrosa y un malestar en todo el cuerpo. Se sacudió para quitárselos de arriba pero no se movieron ni un centímetro. Se preguntaba si los hermanos habían tomado su venganza por lo de aquella vez ya que, bueno no traía nada de ropa, ni ellos. Se intentó levantar y tuvo que hacer un esfuerzo con los brazos de Vilathir para poder lograrlo. Después les enseñaría a ambos quien manda entre los tres, por ahora sólo quería sumergirse en algo frío, o caliente.

Killha era lo más parecido a un zombie sonámbulo, sólo traía su mono rojo y andaba descalza mientras la madera viva le acariciaba los pies. Se había pegado a la pared para evitar caerse de nuevo, la suerte de su gemela también la había tocado a ella. Supuso que fue Zallha quien la cambio de ropa algo que no la molesto, excepto por el hecho que le interesaba saber donde estaban sus botas a juego y Axtrasza.

Nerha se soltó el pelo, lo traía algo sucio y desarreglado, se hizo su moño de siempre e invocó a Earthbreaker. Salió al pasillo y caminaba igual a su necrófago. Algo le faltaba, algo huesudo y chillón pero no recordaba que era o quien.

Xallha tocó algo tibio con sus manos, otra mano. A su lado Myth’Vhalir le abrazaba. Se había quedado durmiendo con ella para evitar que se fuera a alcoholizar de nuevo pero estos si conservaban su ropa, al menos Xallha pero era sólo su pantalón verde y la sábana cubría su torso a diferencia de ese exhibicionista de su compañero que solo dormía con un pequeño short blanco. Miró a la pared y vio su armadura y su lanza, quería clavársela al druida por donde más le doliera pero se deshizo de la idea y a cambio le robó un beso. Para su sorpresa el nene se lo siguió y para terminar todo de una vez le apretó sus delicados testículos y colocó su otro brazo en su boca para evitar que oyeran su grito de niña.