Prólogo

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-¡Termine!

Dio un grito alegre antes de empezar a dar vueltas en la silla giratoria que se encontraba al lado de su escritorio. Dos círculos negros relucían en su rostro cansado, su cabello castaño y ahora grasoso estaba enredado en un moño improvisado y su cuerpo necesitaba urgentemente un baño, pero nada de eso era importante. Finalmente después de un duro y estresante año su trabajo final estaba listo, los exámenes para su ingreso a la universidad estaban completos y a la espera de respuesta; ahora prácticamente se podía considerar graduada de su bachillerato y una estudiante universitaria.

Salió corriendo de la habitación en busca de su madre, al encontrarla la envolvió en un efusivo abrazo, la soltó para buscar a su hermano pequeño que jugaba algún videojuego en la sala. Lo abrazó por la espalda y estuvo a nada de asfixiarlo pero lo soltó al ver a su madre entrar en la habitación.

-¿Terminaste tu proyecto?

-¡Sí, Mamá! Hoy, finalmente soy libre -Estiró sus brazos exageradamente hacia el techo con una sonrisa extasiada en el rostro.

-¡Felicidades, Lara! -La abrazó nuevamente pero la alejó al instante, tomándola por los hombros -Ahora date una ducha y ve al banco.

-¿Al banco?

-¡Lo prometiste! -dio un pequeño golpe en su frente como regaño -Tienes que abrir tu cuenta con el dinero del regalo de tu tío -mientras la chica se sobaba su frente, frunció el ceño en señal de confusión -Cuando tu tío te dio tu regalo, prometiste abrir tu cuenta de ahorro después de terminar tu proyecto.

Finalmente la chica recordó lo prometido y después de responder con un pronunciado "Oh", salió corriendo a su habitación para bañarse y salir de su casa rumbo al banco.

El proceso fue cansado y tedioso pero luego de una hora su dinero finalmente estaba guardado, se encaminó a la salida pero se detuvo al ver a un tipo robusto pararse frente a la puerta al lado del guardia y hacer una señal al frente con la cabeza, extrañada regresó la mirada a las ventanillas.

Un disparo resonó en el lugar.

-¡Al suelo! -Gritó el tipo que estaba al frente mientras el de atrás se acercaba a él.

Asustada obedeció el grito y en cuanto estuvo en el piso vio a una mujer que seguía parada temblando a su lado con la mirada fija en el frente, pero no parecía ver a los dos hombres y más que asustada, se veía desesperada.

Cuando regresó la vista al frente lo vio, un pequeño niño estaba detrás de los hombres y no parecía notar lo que pasaba, el niño volteó y le dedicó una gran sonrisa a la mujer, ella hacía gestos tratando de llamar al niño pero él estaba entretenido con la planta que estaba en el fondo. Los hombres se concentraron en las ventanillas mientras extendían una gran bolsa cada uno para que la temerosa cajera depositara los fajos de billetes, no notaron los gestos extraños hasta que el más alto y flacucho llenó su bolsa y regresó su atención a los rehenes.

-¡Dije, al suelo! -gruñó al ver a la pobre mujer que seguía tratando de llamar la atención del niño -¡Deja de mover las manos y tirate al suelo, maldita perra!

El hombre siguió la mirada de la mujer y vio al niño, mostró asquerosamente la hilera de dientes y se giró para empezar a caminar hacía el niño.

-Niñito, ¿qué estás haciendo aquí? -el niño no se inmuto y siguió jugando.

-¡No te acerques a mi hijo!

La mujer empezó a gritar frenéticamente y el tipejo pareció comprender algo al no ver respuesta en el niño.

-¿Así que no oyes nada? -parecía burlarse de él y su madre. -Es defectuoso, lo defectuoso debe destruirse.

Lara entendió lo que el desgraciado planeaba hacer, quería detenerlo pero no sabía cómo. Escuchó a lo lejos el ruido de una patrulla y lo supo. Se arrastró lentamente al cuerpo inerte del guardia mientras los demás seguían la escena y tomó el arma para luego acercarse lentamente al frente.

El delgado tomó del hombro al niño que finalmente vio al hombre y su mirada se transformó en miedo y terror, su madre corrió pero fue detenida por el robusto mientras el otro acercó su arma a la minúscula frente y parecía estar a punto de disparar.

-¡No te atrevas! -con todo el coraje que pudo reunir se levantó del piso y gritó con todas sus fuerzas mientras le apuntaba con el arma.

El hombre se sorprendió y tiró al niño mientras reía viendo a la muchachita.

-¿Vas a dispararme? -su estruendosa risa provocó mayores náuseas en la chica -¿en verdad? ¿Te atreves?

La mirada de Lara no vaciló a pesar de sentir la mayor parte de su cuerpo querer flaquear, el robusto apuntó un arma a la chica mientras sostenía fuertemente a la madre con el otro brazo.

-¡Pobre niño defectuoso! -farfulló el hombre regresando lentamente el arma al niño -¡la perra no se atreve a disparar para salvar su miserable vida!

Nunca podría explicar como lo hizo si creía estar petrificada por el terror que la recorría entera pero en cuanto vio el arma regresar al niño, apretó el gatillo.

Y se escucharon dos disparos.

Una bala golpeó directamente el pecho del hombre, mientras otra atravesaba el suyo. El hombre robusto disparó en el mismo instante en que vio a la chica disparar su arma.

La chica cayó al suelo, la policía entró y apuntó al hombre robusto, la mujer golpeó al hombre aterrado y corrió hacía su hijo que lloraba escandalosamente.

La chica vio a la madre envolver al niño con sus brazos mientras ambos no paraban de derramar lágrimas. Sonrió mientras la imagen de esa familia se borraba y llegaba la propia, una lágrima resbaló por su mejilla y, sin poder evitarlo, sus ojos se cerraron.

Reencarné En La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora