Reencarné En La Piedra Filosofal

Capítulo 6

Empujamos juntas el carrito con dirección a la pared en medio de los andenes 9 y 10. Sabía que no me estrellaría, pero fue inevitable cerrar los ojos justo antes de atravesar la barrera.

El carrito siguió andando así que abrí los ojos teniendo que sostenerme fuerte del carrito para no caerme de espaldas.

Una locomotora de vapor, de color escarlata, esperaba en el andén lleno de gente. Un rótulo decía: «Expreso de Hogwarts, 11 h.» Miré hacia atrás y vi una arcada de hierro donde debía estar la pared, con las palabras «Andén Nueve y Tres Cuartos».

Lo logré. El sueño de toda fan se estaba cumpliendo y tenía la suerte de pasarme a mí.

El humo de la locomotora se elevaba sobre las cabezas de la ruidosa multitud, mientras que gatos de todos los colores iban y venían entre las piernas de la gente. Las lechuzas se llamaban unas a otras, con un malhumorado ulular, por encima del ruido de las charlas y el movimiento de los pesados baúles.

Papá, quien sostenía a Hades en sus brazos, me instó a buscar un vagón porque los primeros vagones ya estaban repletos de estudiantes, algunos asomados por las ventanillas para hablar con sus familiares, otros discutiendo sobre los asientos que iban a ocupar.

Caminaba lo más rápido que podía junto a Luna tratando de evitar toparme con algún pelirrojo o aún peor, con Harry. Cada vez que me sonreía por todo lo nuevo que veíamos yo trataba de hacer lo mismo, sin poder esconder del todo la ansiedad que me estaba consumiendo.

Quería verlo, conocerlo, y crear una amistad con él, Hermione y Ron, sin embargo, no lo haría. El trío de oro es sinónimo de peligro, las personas cercanas a "el elegido" corren el riesgo de morir; y yo, no estoy dispuesta a perder a alguien más.

Cerca del final del tren encontré un compartimento vacío, Xeno me entregó a mi mascota para poder subir el baúl a un rincón. Al terminar, salió y me miró con tintes de tristeza en sus ojos, me abrazó con fuerza, aplastando a Hades y acariciando mi cabello con nerviosismo.

-Nosotros -se separó tomando a Luna del brazo -, ya debemos irnos... Se nos hace tarde y faltan muchos detalles para el próximo número del quisquilloso -estaba por hablar siendo interrumpida por él -¡oh, no te preocupes! En cuanto lo termine, serás la primera en recibirlo -sus ojos brillaban con emoción al pensar en su revista -puedes compartirlo con tus amigos, si quieres, claro, solo asegúrate que no lo compartan con la compete...

-¡Papá! -lo detuve al ver cuánto se desviaba para ignorar la despedida. -Estaré esperando tu correo -sonrió. -No te preocupes, voy a estar bien y se que ustedes también.

-Claro que sí; te vamos a extrañar, con bastante frecuencia al principio -Luna se acercó y me tomó la mano -, pero eso no nos impide estar bien.

-Gracias Luna -reí con los ojos un poco llorosos -Los amo.

-Y nosotros a ti. -respondieron juntos.

Xeno se acercó de nuevo y trató de arreglar un poco los mechones de cabello rubio que caían sobre mi rostro.

-Te advierto que si algo te deprime mucho, debes evitar pensar en eso. Hay demasiados wrackspurts en Hogwarts. Y tampoco te quites el collar que te dí en tu cumpleaños -tomó el pedazo visible que tenía un dije con forma de pluma de diricawl y susurró: -Le pusé encantamientos que los mantendrán a raya.

Asentí y los abracé con fuerza, ignorando los maullidos del gato en mis brazos, antes de que empezaran a alejarse. Los observé hasta que desaparecieron en la barrera y gire mis talones, dispuesta a entrar al vagón que me conduciría al inicio de la verdadera aventura.

Me senté en uno de los lados de la ventanilla notando unas cortinas que colgaban a los lados. Eso habría pasado desapercibido de no ser porque eran del mismo tono lila que la capa que estaba usando encima de mi ropa. Fue frustrante. Aprender a vestirme como una niña bruja de los 90 no fue fácil y ahora llegó aquí, me encuentro con la cortina, y parece que me vestí con ella.