Capítulo 5

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-Es un dodo.

-En realidad, se llaman Diricawls.

Mi entrecejo se juntó al escucharla decir eso. No estaba muy segura de lo que decía, eso era muy raro ya que siempre estaba de acuerdo con todo lo que dijera Lunita. Miré de nuevo a la criatura que papá había traído prestada para estudiarla; un ave con plumaje esponjoso de color grisaceo, cuerpo rechoncho, patas amarillas, pico largo y con una punta en forma de garfio correteaba por el jardín trasero.

Estaba descansando después de haber corrido tras él por unos minutos, entre eso descubrí tres cosas: La primera es que son incapaces de volar, la segunda es que cuando se siente amenazado puede desaparecer en un estallido de plumas y la tercera es que son extrañamente parecidos a unos animales supuestamente extintos.

-Estoy segura que eso es un dodo -repetí con obviedad.

-Tienes razón, es un dodo. -Xeno apareció detrás con una mesa plegable, pergaminos, plumas e instrumentos de su estudio -Al menos, así es como los conocen los muggles.

-Conocieron.

-Conocieron -Xeno dejo sus cosas en el suelo para colocar la mesa. Al asegurarla, se giró y empezó a acercarse lentamente al "dodo". -Los muggles supieron de su existencia -susurró sin perder de vista a su objetivo -sin embargo, no de sus habilidades y cuando empezó a desaparecer creyeron haberlos exterminado. -Tomó al ave por detrás con delicadeza, acariciando sus plumas en cuanto estuvo en sus brazos. -Ahora la confederación prefiere que no se enteren de su permanencia.

Empezó con su estudio al dejarla en la mesa. Era bueno verlo tan animado como siempre cuando trabajaba en algún tema para el Quisquilloso, además siempre pedía ideas con títulos para las columnas y esperaba que le gustara la mía: "El ave no extinta que explota pero no vuela".

Antes de que pudiera decírselo, escuchamos golpes en la puerta. Nadie nos visitaba así que eso nos dio desconfianza. Entre los tres nos miramos y papá nos pidió que nos quedáramos ahí hasta que él viera que era seguro.

Como hermana mayor responsable, le prohibí rotundamente a Luna acercarse y le dije que yo me arriesgaría por ambas.

Me acerqué a la puerta tratando de mirar por la ventana de esta. Papá abrió la puerta, parece que no es nadie peligroso o de la competencia del Quisquilloso porque dejó que pasara a la casa. Una mujer bajita, regordeta y con el cabello rojo. Reconocí enseguida a Molly Weasley.

-Disculpa la molestia, debí haber preguntado antes de venir -Molly recorrió el lugar con la mirada. Lo más probable, buscando un lugar agradable para sentarse y hablar en la cocina que se abría de entrada.

-Para nada, las cosas más sorprendentes siempre son las inesperadas -papá también busco algo en el lugar y se detuvo en las escaleras. -Si gustas, podemos subir para charlar en la sala.

-¡Oh, no es necesario! -Negó con educación -Voy a tratar de ser muy breve.

-En ese caso, adelante.

-Vine a hablar de Idylla.

Ay, no.

-¿Mi niña? Debe haberla impresionado. Tiene una gran inteligencia, capacidad de aprendizaje y curiosidad por el mundo que la rodea.

Me conmovió escucharlo hablar así de mi, claro que lo de "gran" inteligencia es cuestionable si consideramos mi edad mental. Da igual, no me voy a demeritar yo sola.

-Sí, es una niña grandiosa. Es solo que estoy algo preocupada por ella.

-¿Preocupada? Si es por su razonamiento puedo asegurarle que le hemos enseñado correctamente a mantener su mente abierta; libre de pensamientos estrechos y limitantes.

Reencarné En La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora