Capítulo 12

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Falta poco para volver con mi familia. En unos días empezarán las vacaciones y yo volveré con papá y Luna.

Hogwarts se volvió hermoso, cubierto por una capa de unos dos metros de nieve y el lago completamente congelado. Fueron pocas las lechuzas que lograron llegar a través del terrible clima, pero la lechuza que escogí desde principios de años no falló su misión; trajo el paquete que ahora se guarda celosamente en el fondo de mi baúl. Ahora el ave está resguardada con Hagrid, no haré que entregue o traiga nada más hasta que pasé el clima.

En el Gran Comedor las chimeneas siempre estaban encendidas, los pasillos se encontraban llenos de corrientes de aire helado y las ventanas de las aulas eran golpeadas por un feroz viento. Lo peor, sin lugar a dudas, eran las mazmorras. Cuando teníamos que correr a la sala común en esos pasillos congelados, tan solo para agruparnos junto al fuego. Y en los cuartos, el frío era cada vez más mortal. ¡Me encanta esta época del año!

Sentía que moriría congelada, eso no era increíble, sin embargo, encontrar el calor es tan placentero. El acurrucarse en las camas con gruesos edredones y tomar bebidas calientes, por alguna razón me llena de alegría siempre. Incluso las clases de pociones me parecían agradables. El aire salía creando niebla de nuestras bocas y teníamos que mantenernos lo más cercanos posibles a los calderos hirvientes. Como ahora.

-Me da mucha lástima -dijo Malfoy, en la mesa de adelante -toda esa gente que tendrá que quedarse a pasar la Navidad en Hogwarts, porque no los quieren en sus casas.

Mientras hablaba, miraba en dirección a Harry. Crabbe y Goyle lanzaron risitas burlonas. Él niño no les hizo caso y siguió pesando su polvo de espinas de pez de león.

-Sigue dolido -susurré con aburrimiento a Theo, mientras movíamos la poción esperando para el siguiente paso.

El platinado se había vuelto más insoportable que nunca. Tristemente, lo entendía. Estaba así desde que Harry ganó el partido de quidditch, trató de burlarse de él con el hecho de que casi se traga la snitch, pero nadie lo encontraba gracioso ya que estaban impresionados por las habilidades del niño. Estando del lado perdedor, es realmente humillante.

El punto es que ahora volvió a molestarlo por su familia disfuncional. Yo sabía que Potter se quedaría en Hogwarts para Navidad, y me alegraba saber que por fin disfrutaría esa fiesta con Ron y los Weasley a su lado; ellos se quedarían porque los señores Weasley irían a visitar a Charlie a Rumania. A mi también me hubiera gustado ir. Lastima.

Cuando terminó la clase, me quedé atrás sin salir del aula y le dije a Theo que se adelantará. Hoy, por fin, iniciaré mi plan. La verdad, debí empezar antes, es solo que no encontraba el momento. Ahora que iniciaran las vacaciones, debo apresurarme.

-Profesor Snape -llamé con nerviosismo frente a su mesa.

No levantó la vista de los pergaminos frente a él.

-Profesor Snape -repetí un poco más fuerte.

-Señorita Ethelwold, ¿sucede algo? -arrastró sus palabras -. No me diga que ha vuelto a ser blanco de alguna broma.

Apreté las manos y solté el aire. Tenía que ignorar su crueldad, mis objetivos eran más importantes.

-No, profesor, nadie ha vuelto a molestarme -estaba por hablar, presentía que para echarme, así que me apresuré. -. En realidad, quería pedirle que me enseñara pociones curativas.

Levantó la vista de los papeles y me analizó por unos segundos. Sus ojos seguían de ese tono tan oscuro, que parecía no reflejar luz. Le sostuve la mirada todo lo que pude, hasta que finalmente bajó de nuevo y juntó las manos, en una postura crítica.

Reencarné En La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora