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Habían pasado ya algunas semanas de que Timothée y Quentin caminaban de la mano por la escuela y aunque siempre había un par de murmullos tras ellos nadie se atrevía a decirles nada, después de todo Timothée no era un chico al que pudieras ofender sin terminar ileso.

– Voy a quedarme en tu casa hoy, quiero que durmamos juntos.

Quentin estaba recostado de espaldas en el pecho de Timothée y el estaba recargado en un árbol de la escuela.

– ¿Podemos dormir en la tuya? Mi papá llegó ayer de su viaje de negocios y no me importa una mierda pero no quiero que te haga sentir mal con sus comentarios.

– Siii, mi mamá estará muy feliz les agradas mucho, aunque mi cama es muy pequeña.

– Así tendré una excusa para poder abrazarte durante toda la noche.

Quentin soltó una risita y miró con una mueca extraña a Timothée.

– ¿Desde cuándo eres así de cursi? Devuelveme al macarra que tanto me gusta.

Timothée sonrió y enrollo una de sus manos en el cuello de Quentin, lo apretó suavemente y lo acercó a el, lamió su mejilla.

– ¿Te gusto más así?

Quentin le robo un beso en los labios, aunque lo había dicho de una forma graciosa en cierta parte había algo de verdad en sus palabras. Timothée había cambiado mucho desde que habían empezado a salir, era bastante dulce con el al punto de tornarse empalagoso y para una persona que nunca había recibido ese tipo de afecto tambien era asfixiante, incluso había tomado materias diferentes para tener clases separadas.

Quentin no sabía cómo decírselo, no quería hacerlo sentir mal ni herirlo como ya lo había hecho antes pero el tampoco era del tipo que se quedará callado si algo le molestaba. Por su lado Timothée nunca se había sentido de la manera en la que se sentía estando con Quentin, era una sensación diferente pero no dejaba de gustarle, incluso sentir que cada día le gustaba más.

Timothée: ¿Tendrás la siguiente clase?

Quentin: Si

Timothée: Vale, pasaré por ti después de que termine.♡

Quentin: ok :*

Timothée se sentía de alguna forma "completo", para un chico que nunca tuvo ningún tipo de cariño en toda su vida apegarse era bastante sencillo sin en cambio no significaba que fuera lo mejor. Timothée quería estar pegado a Quentin todo el tiempo, era como si fuera su único brillo y cuando el no estaba la vida se tornaba grisácea.

T estaba recargado en los lockers esperando a que la clase de Quentin terminarán, tenía la vista enfocada en su celular cuando vio una silueta conocida, levanto la mirada, Elliott estaba en los casilleros frente a el unas filas más allá tomando algunos libros cuando un chico se acercó a el, Timothée lo conocía, había intentado unirse al equipo tiempo atrás pero lo habían rechazado por no querer dejar  de fumar. Elliott estaba hablando con el, probablemente estarían en la misma clase, empezaron a caminar juntos y cuando pasaron junto a el Elliott ni siquiera lo miro, Timothée sintió un leve enojo.

– Tierra llamando a Timmy, respondan, tierra llamando a Timmy

Quentin lo miraba con atención, Timothée tenía la mirada en la multitud de estudiantes.

– Hola pequeño, ¿Que tal tu clase? – T beso la frente de Quentin y sonrió.

– Aburrida como la mierda, no entiendo nada de cálculo y el maestro es un viejo pervertido, muero por ir a casa.

– Vamonos ya entonces, pero antes pasaré a la cafetería, oí qué habría muffins – mintió.

Tomo la mano de Q y caminaron a la cafetería juntos, cuando estaban ahí Timothée busco discretamente con la mirada hasta toparse con una mesa un poco apartada del resto, ahí estaba Elliott riendo de alguna cosa que no alcanzaba a escuchar y el chico de antes también estaba riendo a su lado.

Timothée sintió su sangre calentarse, quería ir ahí y preguntarle al idiota pelinegro que era tan gracioso.

– No veo muffins por ningún lado T, tal vez te confundiste.

Quentin miró a Timothée quien empezaba a apretar su mano cada vez más, le sorprendió ver una mirada tan sombría en su cara, parecía estar a punto de golpear a alguien.

– ¿Que tienes Timmy? ¿Estás bien?

Timothée salió de su trance y miró a Quentin, sonreía mucho y se veía muy tierno buscando insistentemente los muffins.

– Creo que me confundí, pero pasaremos a un supermercado y te comprare tus favoritos ¿Vale?

Quentin salió de la escuela casi a saltitos de felicidad, se subió a la motocicleta de Timothée y después de comprar los muffins fueron a la casa de Quentin.

Aunque Timothée estaba feliz, en su mente seguía divagando el sentimiento que tuvo cuando vio a Elliott con ese otro chico, no habían estado juntos mucho tiempo y aún así haberlo visto reírse de esa forma con ese imbécil lo había hecho enojar un montón. Trataba de solo concentrarse en Quentin que en ese momento estaba recostado con el en el sillón pero seguía volviendo a lo mismo.

¿Habían sido celos? Nah, no tenía sentido, Timothée nunca había sentido celos antes.

¿Que era? Quizá solo se había herido su ego.

O quizá, Elliott le seguía gustando.

Q U E E R. | Finalizada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora