Las semanas pasaban y Timothée cada vez se sentía más y más agotado, su padre no había vuelto aún a casa y su madre estaba más ebria de lo normal, si es que eso se podía. Sus calificaciones cada vez caían más bajo y ni hablar del equipo, había quedado varado en la banca desde hacía ya un tiempo.
Lo peor es que el ni siquiera estaba notandolo, no había reparado en ello ni un segundo. Justo ahora se encontraba en su habitación mirando a su novio que estaba recostado en su pecho, Quentin tenía el celular en la mano y parecía estar texteando. Timothée se limitaba a ver la televisión o a ver a cualquier otra parte que no fuera el celular de su novio porque sabía que si lo veía, dolería y lo último que Timothée quería era que su relación lo lastimara más de lo que ya lo hacía. Desde el incidente con Elliott, Quentin se la pasaba texteando y atendiendo "cosas importantes" por las cuales Timothée ya había dejado de preguntar porque sabía que la respuesta también le dolería.
Timothée no era tonto y conocía muy bien la infidelidad porque había vivido toda su vida junto a ella pero por alguna razón, sentía que lo merecía, después de todo, el también había lastimado a Quentin en algún momento.
Los días pasaban y cada vez parecían ir más lento, en uno de esos en qué parecía que la vida pesaba más y que su novio se desaparecía de las clases, Timothée decidió ir a sentarse en las gradas del campo de fútbol. Le gustaba observar las yardas y recordar cómo podía pasarlas como un maldito rayo hasta llegar a la zona de anotación, le gustaba recordar lo que alguna vez fue y que ahora se veía tan lejano para el, hasta que una vocecita lo saco de su trance.
— Hola T-Timothée — un chico se había sentado a su lado — ¿Q-quieres?
Le tendió un plato con comida de la cafetería pero hacía un tiempo que Timothée había perdido cualquier tipo de apetito, así que se limito a negar con la cabeza.
— ¿P-por que no has estado en l-los partidos? Te e venido a v-ver un par de veces y n-nunca estás.
— Estoy en la banca, bueno, estoy casi fuera — Timothée miró sus pies — por baja en calificaciones y por faltas.
Timothée sintió la mirada de Elliott, la mirada que su mamá tambien ponía a veces, la mirada que el coach tambien ponía a veces, la mirada que todo el mundo ponía a veces, ahora solo faltaba el discurso inspirador lleno de mierda insoportable.
— Di "a" — Timothée lo miro al escuchar eso, el chico sostenía el tenedor repleto de comida frente a su cara, se limito a negar — ¿P-por favor?
La cara de Elliott cambio, abrió sus ojos un monton y pestañeaba repetidas veces, Timothée sonrió ante esa mueca extraña y termino por aceptar el bocado de comida que en realidad no sabía nada mal, era quizá lo más rico que Timothée había probado en meses. Ambos rieron cuánto Timothée pidió un poco más, hablaron acerca de las clases y del equipo también y Elliott lo invito a estudiar con sus amigos esa tarde después de que Timothée le contara como iban sus calificaciones. Tuvo que negarse, aunque en el fondo quería ir sabía que Quentin lo llamaría por la noche para que fuera a recogerlo a algún lugar diferente y también quería evitar una discusión con su novio por haber estado con Elliott.
— S-si cambias de opinión, t-te vemos en la b-biblioteca — el menor tomo la charola vacía y agitó su mano de una manera tierna — n-nos vemos.
Timothée lo vio alejarse y después volvió a mirar el campo una vez más y se sintió como nunca antes se había sentido en aquel lugar: pequeño. El había encontrado en aquel campo un lugar seguro, desde que era un niño y escapaba de las constantes peleas en su casa aquel campo había sido su lugar, su refugio y en ese momento, sentado en una grada observándolo se dio cuenta que se sentía ajeno, se sentía tan pequeño que dolía.
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Q U E E R. | Finalizada |
Short StoryQuentin es un marica. Timothée es un cabrón. [🏳️🌈] l(g)(b)ttti(q). [🗣️] Contiene lenguaje ofensivo/grosero.