Día veinticinco

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—¿Ya tienes tu desayuno? —Preguntó el mayor de los Min, viendo como su hijo salía después de estarse alistando para la universidad casi quince minutos más temprano de lo habitual. Además de verse más feliz de lo habitual y más diligente en lo que hacía.

El omega asintió con una sonrisa, él todas las noches ponía lo que se llevaría para el almuerzo al siguiente día, pues ni él ni su padre eran muy fanáticos de comprar cosas en cafetería.

Su padre hacia lo mismo, cada quien preparaba algún bocadillo de su agrado, aunque eso no quitaba las veces que por amabilidad YoonGi le preparaba el almuerzo a su padre, recibiendo gratificaciones de este.

Esta vez, llevaba una sencilla ensalada de pepino, zanahoria y granos de maíz; fresas y uvas; palitos de queso y un muffin de zanahoria, para él, porque el día de ayer se le había ocurrido hacer un pequeño detalle para sus alfas.

Se ruborizó ligeramente.

Había pensado que sería un lindo detalle hacerles uno también a ellos, así que el día de ayer, después de que su padre terminara de leer, como hacia siempre, a eso de las siete de la noche, y seguidamente fuese a su habitación mientras comenzaba a quitarse sus gafas de lectura, tomó rápidamente la receta de su abuela Yune y comenzó con la mezcla para los panecillos, ya había hervido la zanahoria así que fue más fácil, puso a precalentar el horno y dentro de una hora tuvo unos lindos panecillos con un suave color naranja. Había hecho ocho, ya que ese cupo tenía el molde, pero se le habían quemado levemente los dos más cerca del fondo así que se comió uno de ellos en el desayuno y el otro decidió que sería suyo en el almuerzo.

Los había envuelto en servilletas ya que no había tenido la oportunidad de ir a comprar capacillos, no quería que su padre lo viera haciendo aquello y se le diera por preguntar.

Mucho menos en ese momento que no sabía como sacarlos de la alacena, donde los había colocado en una pequeña caja de cartón, y luego colocarlos en su mochila cuidadosamente sin que su padre lo viera ya que parecía estar allí bebiendo su té mientras lo esperaba.

Fingiendo estar ocupado en cortar más pepinos para llenar su lonchera, y más tarde su estómago, miró de soslayo a su padre.

—¿Sabes? En la mañana salí a regar las plantas y vi a la señora Chen en su patio, me dijo que si no había visto a Negro.

El señor Min extendió los ojos, y, sin decir nada, salió de la cocina ágilmente.

Eso era una cuartada que solía usar YoonGi cuando quería gastarle una broma a su padre o cuando simplemente quería que se fuera unos minutos de allí, pues Negro era el gato de la señora Chen, el que una vez rompió todas las corbatas del señor Min que se encontraban secando en el alfeizar de la ventana casi siempre abierta, esa ocasión se había dado en un día cualquiera de escuela, como aquel, y el señor Min no tuvo tiempo de ir a reclamarle a su vecina en el momento, no obstante, al regresar no tuvo paciencia con la vieja mujer y le reclamó por todas las corbatas.

Afortunadamente, la señora Chen no era como otros ancianos que todo el tiempo hacen de oídos sordos, pagó cada una de las corbatas del señor Min y luego gritó vorazmente: ¡Negro, negrito!, y de la nada salió el gato de algún agujero de hierba, haciendo honor a su nombre e incluso a su crimen, pues en su lomo tenía un pedazo de la corbata favorita del señor Min, como una insignia por su feroz hazaña.

Cortejo ∆ BTS→MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora