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Al día siguiente, Soobin despertó a eso de las 11:00 de la mañana. Como de costumbre, lo primero que hizo fue tomar su celular de su mesita de noche. En sus notificaciones que normalmente estaban vacías, esta vez se encontró con un mensaje de Taehyung.

"Muchas gracias por el detalle de ayer, fue lindo y lo comí a gusto :D. ¿Quién diría que podrías ser dulce, hmm mocoso? :D Te dejé la tarjeta de crédito en la mesa de la cocina. Salí de la ciudad con Jungkook. Tienes razón, Bin, necesito un descanso. Solo serán dos días, no te preocupes por mí, está todo bien. Cualquier cosa que suceda, notifícame. Oh, y no le digas nada a mamá si es que pregunta (^^)"

Soobin sonrió al terminar de leer porque le alegraba que su hermano por fin escuchara sus consejos y se diera ese descanso tan necesario y merecido.

Soobin era un iluso al creer que su actitud solamente se debía a una sobrecarga de tareas de la universidad. No podía adivinarlo aún, solo esperaba que de verdad esos dos días le sirvieran de algo.

Decidió quedarse en casa para pensar y reflexionar sobre su vida, vagar y de paso limpiar su cuarto.

Vínculó su celular a su parlante y reprodujo su playlist especial para hacer tareas tediosas como lo era limpiar, "Still Standing" fue la primera canción que tocó en el modo aleatorio.

Empezó tendiendo su cama, ordenando su escritorio y recogiendo la basura regada por el suelo y bajo su cama.

Luego abrió su closet con la intención de desempolvar un poco.

Sacó cuadernos viejos, libros de la primaria, un par de juguetes viejos y un folder desgastado de papel negro, un folder que abrió por curiosidad, encontrándose con una sola hoja de papel que lo hizo sonreír ladino melancólicamente.

Era un dibujo que había hecho de niño, a sus seis años de edad.

Un dibujo de su familia hecho de palitos, como aquellos clásicos dibujos de niños. Por las sonrisas que Soobin había dibujado en los cuatro, cualquiera pensaría que la sonrisa que emplazó al ver el dibujo años después, sería de auténtica nostalgia de felicidad, sin embargo, esta en realidad tenía una triste historia detrás.

Historia que incluso recordaba hasta el día de hoy.

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La profesora de arte había felicitado a Soobin por su dibujo. No era el mejor de la clase, tampoco había técnica, pero lograba transmitir, trasmitía mucho amor y eso a su profesora le encantó.

Soobin volvió orgulloso a casa por su dibujo, quería que sus padres le dijeran lo bonito que era, justo como hizo su profesora, en cambio, apenas llegó a casa después de que Tae fuera por él, sus padres no lo recibieron con una sonrisa, sino con regaños.

Las notas de Soobin habían sido enviadas esa tarde y al parecer, el niño estaba por debajo del promedio.

Taehyung intentó llevarse a Soobin arriba, pero los mayores le pidieron que los dejaran solos con el menor de sus hijos.

Soobin al final terminó casi llorando por las reprimendas de sus padres. Ya no lo dejarían jugar con la pelota, tampoco le comprarían una tablet por su cumpleaños, no lo dejarían salir por un helado junto a su hermano, entre otros castigos.

Sus padres siempre fueron fríos, eso Soobin lo sabía, y además, Tae se lo había explicado cuando preguntaba por qué a ellos sus padres no los abrazaban como a otros niños que el solía ver en la salida.

A pesar de saber cómo eran sus padres, Tae le había asegurado que ellos los amaban, así que por lo menos esperaba que le preguntaran que tal le había ido en clases o que lo recibieran con una cálida sonrisa, cosa que no pasaba muy seguido.

Esa fue la primera vez que Soobin recibió un regaño tan directo, desalentador y crudo por parte de sus padres.

Cada palabra de decepción por su parte, fue quitándole a Soobin la emoción inicial que tenía de mostrarles su dibujo, eventualmente terminó arrugándolo tras su espalda.

Taehyung cuando vio el dibujo después de que el pequeño se lo extendiera con emoción en el auto, le había dicho a Soobin cosas muy bonitas, por lo que Soobin no entendía por qué sus padres habían actuado así.

"Está hermoso" le sonrió con el dibujo entre sus manos, haciendo al niño ensanchar su sonrisa "¿Este guapo de aquí soy yo?" Soobin asintió. Todos los hombres estaban dibujados de la misma forma, Taehyung pudo adivinar por la altura. "Eres todo un artista, Binnie" apretó su regordeta mejilla con cariño "Estoy seguro que a mamá y a papá les va a encantar. Está tan bonito que te apuesto que lo van a enmarcar en la sala".

Soobin no entendía porque su hermano le había mentido si ambos tenían una promesa de jamás hacerlo.

El mayor de los hermanos se quedó presenciando la escena desde las escaleras; dos adultos enojados que siempre se la pasaban estresados por trabajo, descargando sus problemas con un niño que apenas había cumplido siete años, con su hermano que no había hecho más que comportarse como un angelito toda la vida... un niño que lloraba cabizbajo en la sala. Taehyung le dio una última mirada a su hermano antes de volver a su habitación, cerrándola de un portazo que retumbó por toda la casa.

Dos días después, Soobin ahora más centrado en sacar una buena nota para enorgullecer a sus exigentes padres, esa semana de exámenes había conseguido un siete de diez en matemáticas, dos puntos más esta vez que estuvo estudiando con mayor esmero. Se imaginaba a sus padres felicitándolo esta vez por lo que anticipaba decirles.

Pero cuando llegó a casa en el auto de Gyu, la primera imagen que tuvo al abrir la puerta fue a sus padres felicitando a su hermano mayor, y todo porque sacó un 10 de 10 en historia para su examen final. Hasta ese momento, Taehyung nunca había traído notas extraordinarias a la casa, eran altas todas, pero perfecta ninguna.

Soobin quería que sus padres también lo abrazaran y felicitaran así, con una sonrisa grande y abrazos, pero luego vio el número 7 en la hoja en su mano, entendiendo que jamás podría competir con un 10.

Cuando sus papás vieron al menor de sus hijos, lo saludaron alegre a diferencia de los días tensos previos, comentándole de la nota de su hermano. Algo le dolió en el pecho, pero el pequeño no sabía aún que era ese sentimiento.

Se dieron cuenta de la hoja que escondía en su espalda, entonces Soobin, ahora avergonzado, les dijo sobre la nota que aún era baja, no obstante, mejor que la anterior. No reaccionaron mal para su sorpresa, pero tampoco lo abrazaron, ellos lo vieron con una mueca extraña. "Está bien, hijo" dijeron para volver a poner toda su atención en el mayor.

Soobin se quedó mirando a su hermano con la mirada perdida, por lo que estaba viendo a la misma vez que no lo hacía. Este también miraba a su hermano menor.

Taehyung suspiró aliviado; sus padres no lo molestarían más ahora que estaban demasiado ocupados centrado en él.

Todas esas veces que Soobin venía con ochos o nueves a casa, no lo valían porque Tae tenía 10 en todo. Nadie lo felicitaba a él porque era lo mínimo que podía hacer si su hermano tenía esas notas.

Dejó de intentarlo tanto, y eventualmente sus notas empezaron a bajar.

Otra tarde Soobin, también lloró por los gritos, Taehyung mirando todo atentamente desde arriba. Al día siguiente Taehyung pidió una constancia de sus notas y se las mostró a sus padres. Eran perfectas todas, estaba en el cuadro de honor de la secundaria.

Inmediatamente el tema de las malas notas de su hermano quedó en el olvido.

Y Taehyung, tal vez no había dormido bien esos días por estudiar tanto, memorizar. Porque no, él no era ningún genio, no aprendió a hablar antes, tampoco tenía un cerebro dotado. Él era simplemente un chico inteligente y muy dedicado. Tal vez no durmió varias noches, pero podía sonreír tranquilo porque su hermanito ya no sufriría esa horrible y apabullante presión que ahora él empezaba a sentir.

MENTES RETORCIDAS [Yeonbin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora