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--¿Al Studio? --Enarcó una ceja Tae.

--Sí.

--¿Por qué de repente? --Ok, Soobin se estaba comportando sumamente extraño últimamente.

--Bueno, es que antes no tenía con quien ir, pero ahora que Yeonjun lo propuso, me he animado.

--Me tenías a mí --dijo serio.

--Tu entiendes, hyung. Eres el dueño, estás demasiado ocupado con la universidad y no quería molestarte.

--¿Cuántas veces te he dicho que tú jamás me molestas, mocoso? ¿Hmm? --Le pellizcó la panza provocándole una risita --Claro, le diré a Jungkook --dijo y después se alejó rumbo a la cocina.

--¿Tendremos que pagar? --preguntó inocente.

Tae soltó una risita aireada.

--No seas tonto, eres mi hermano. Claro que no, y Yeonjun tampoco.

--Gracias, hyung --Tae sonrió de labios cerrados y entonces Soobin recordó lo que recibió por parte del cartero en la mañana --. Oh hyung, verdad. Tienes correo.

Eso le bastó al mayor para acercarse a la mesita en la entrada y ver las numerosas cartas dirigidas hacia él, todas de la universidad. Las leería después.

Sonrió ladino antes de agradecerle a su hermano.

Ese día tenía muchas ganas de ver películas con alguien

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Ese día tenía muchas ganas de ver películas con alguien. Ya saben, de esas maratones con mucha comida porquería y un buen drama para llorar aferrado a un bote gigante de helado.

Beomgyu no podía por estar ayudando a su madre en unos asuntos, y Tae incluso se había saltado el almuerzo por estar todo el día encerrado en su habitación estudiando, así que fue descartado.

Y... A eso se reducía su lista de contactos para llamar.

Vaya... Necesitaba hacer amigos pronto o moriría solo.

Se sintió patético por un momento, pero al final, la soledad fue a algo a lo que se acostumbró desde chico y ya no le molestaba en lo absoluto, solo a veces, cuando lo pensaba demasiado como momentos como esos.

Sería una maratón de Harry Potter entonces. Él y Harry en una buena cita.

Fue hacia la alacena de la casa percatándose de que todas sus reservas habían sido tomadas probablemente por Tae y Kook. Demonios.

Eran las 8:00 pm. Probablemente todos los supermercados estarían cerrados a esa hora, pero él en verdad tenía hambre y tenía muchas ganas de envenenar su cuerpo con comida chatarra esa noche.

Saldría, caminaría un poco y si veía que los supermercados más cercanos estaban cerrados, volvería a casa a comer fruta.

Salió de casa aferrado a su casaca negra sintética; la noche era fría, el viento golpeaba su pálido rostro dándole espasmos por el cuerpo. Hace mucho que no caminaba de noche, amaba la sensación de tranquilidad, por lo que se recordó a sí mismo hacerlo más seguido, solo que la próxima vez con sus audífonos negros puestos y una prenda más cálida.

MENTES RETORCIDAS [Yeonbin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora