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La música sonaba a través de los parlantes, retumbando en las paredes, poniendo a Soobin innecesariamente nervioso con su propia mirada fija en su reflejo.

Sus abrigos en el suelo, la música sonando, inundando cada espacio del salón.

Cuando Yeonjun propuso entrar en calor, ir al Studio a bailar no era lo que el menor tenía en mente.

Yeonjun se sabía la contraseña de la puerta del lugar, lo que le hizo sentirse un poco celoso de la cercanía que tenía con su hermano para que eso pasara.

——¿Recuerdas la coreografía del viernes? ——preguntó mirando a Soobin por el reflejo.

Soobin asintió.

No quería bailar. La última vez que lo hizo le costó muchísimo esfuerzo mental.

Ya no se sentía ansioso con el mayor, pero esta era una ocasión donde los nervios de hacerlo mal o no satisfacer las altas expectativas de un bailarín ejemplar como Yeonjun, le provocaban ansiedad que lo torturaban en el borde de la imposibilidad de la perfección.

Pero tampoco iba a negarse. No es como que pudiera de todas formas. El mayor simplemente había tomado su mano, arrastrándolo desde la plaza hasta las afueras del Studio. Era una sopresa supuestamente, aunque para Soobin una no muy grata.

——Soobin relájate.

Hasta Yeonjun se había dado cuenta de lo tenso que se encontraba mirándose a sí mismo.

——Tú eres buenísimo en esto, amas bailar y se nota cada vez que te relajas y dejas que tu cuerpo fluya. Inténtalo, ¿sí? Como esa vez.

Intentar, nada iba a perder con intentar.

Asintió relamiendo sus labios que los sentía secos.

——Muéstrame.

Soobin dio un minúsculo saltito por la sorpresa. La respiración de Yeonjun cosquilleó en su nuca. ¿Cómo y cuando llegó a estar tan cerca?

¿Por qué haces eso? ¿No ves que estoy muy enamorado de ti?

Se giró un poco nervioso a ver al mayor; este lo estaba sosteniéndolo por los hombros, aunque demasiado cerca para ser un gesto simplemente amical.

Su sonrisa, una sonrisa tierna, dulce, esas que traen paz al momento de verla, hermosa. Soobin creía que Yeonjun tenía la sonrisa más hermosa que había visto jamás, y tal vez era un sentimiento compartido a la viceversa.

——C-creí que lo haríamos juntos.

Yeonjun lo observó en silencio unos segundos antes de devolver su mirada hacia al frente y hablar.

——Bien, con tal que se sienta más cómodo para ti.

Inmediatamente después de eso, se acercó al reproductor de música y apretó el botón que le daba reproducir a la pista.

La música fluía y Yeonjun empezó a mover su cuerpo.

Soobin se quedó embobado con solo verlo, tanto así que olvidó bailar.

Era impresionante como algunos tenían esa facilidad, ese don para algunas cosas. Sin esfuerzo, se veía simplemente genial, desde los movimientos amplios y limpios hasta los detalles y expresiones faciales.

Talento.

Cuando Yeonjun terminó con la coreografía y se dió cuenta de que Soobin no se había movido, rió bajito porque lo había engañado. La música se detuvo.

——Lo olvidaste, ¿no es así?

——No, no es eso, solo-

——Déjame ayudarte a recordar.

MENTES RETORCIDAS [Yeonbin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora