Capítulo 12

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Anthony suspiró nervioso y volvió a caminar en círculos, esperando en cualquier momento la puerta de su cuarto fuera abierta y dejara ver a sus personas más cercanas, quitando a Strange, obviamente.

Las puertas del salón se abrieron y una corriente eléctrica golpeó la espina dorsal de su cuerpo, sacudiendolo por completo al verlos entrar uno por uno, mirándolo con interés.

—Cierren la puerta—pidió a Peter que acató la orden sin protestar y tomó asiento junto a Pepper, en las únicas tres sillas que había en el sitio.

—¿Qué sucede?—preguntó Rhodes notablemente inquieto.

—Tengo algo muy importante que decirles—anunció titubeante—. Les aviso que puede ser algo muy duro y difícil de asimilar, así que les pido su discreción.

—Tony, sólo habla cielo, ya me estás asustando—pidió Potts a lo que Anthony tomó aire, se llenó de valentía y lo exhalo todo mientras gritaba:

—¡Estoy enamorado de Strange!

El silencio reinó por varios segundos hasta que Janes habló.

—¿Sólo era eso?

—Sí—afirmó extrañado por la tranquilidad que tenía su mejor amigo y amiga, que se vieron entre ellos, a lo que Rhodes suspiró y Pepper extendió su mano—. ¿No podías esperarte un mes más para decirnoslo?

—Ya Rhodey, no te quejes y mejor pagame la apuesta—pidió esperando a que él coronel sacará el dinero.

—¿Aposotaron?—cuestionó confundido.

—No iba a desaprovechar esta oportunidad—replicó Pepper mientras que él moreno sacó su cartera y de mala gana le dio los doscientos dólares que habían apostado.

—¿Y tú no me dirás algo, Peter?

—Bueno, yo ya tenía sospechas junto con él señor Loki, pero... No quería adelantarme a nada.

—Oh cariño, eso no es adelantarse a nada, sólo darse cuenta de lo obvio.

—Estoy con Pepper—afirmó James mirando a su amigo.

—Le dijiste, ¿verdad?

—No necesito decirme nada, yo siempre tuve dudas con respecto a su amistad.

—A decir verdad todos éramos muy escépticos con las miradas que se dedicaban—aportó Pepper—, incluso yo llegué a sospechar que había algo más que una simple amistad.

—¡Está bien, está bien! ¡Ya entendí!—comentó frenando de inmediato a sus amigos que sonreían de oreja a oreja de una forma un tanto espeluznante.

—¿No hay nada más que decir?

—Eso era todo.

—Oiga, señor Stark—comentó Peter—. ¿Y él capitán?

—¡Ah, ese idiota!—exclamó sin interés—. No quiero pensar en él ahora, ahora estoy intentando centrarme en Stephen y en mi futuro.

—¡¿Se le va a declarar?!—preguntó animado él joven que a lo que él castaño abrió los ojos de par en par y se sonrojó hasta las orejas.

—No, claro que no—respondió titubeando—. Sólo quería decirles.

—¿Y qué harás con ello? ¿Intentarás llegar a algo con él?—le preguntó Rhodey, a lo que él genio frunció el entrecejo y se sobó la frente antes de suspirar y encogerse de hombros.

—No lo sé, no me quiero a arriesgar a perderlo—murmuró inquieto mirando en todas direcciones intentándolo evitar la mirada de todos los presentes, mientras sus amigos se les estrugaba el corazón al saber que se sentía así desde lo sucedido en la guerra civil, ya que aunque nadie lo supiera Tony había vivido crisis muy fuertes y sus problemas de alcoholismo sólo habían revivido, problemas con los que Tony luchó por años y con ayuda de sus amigos, sobretodo con la de Vicent con quién peleó y discutió mucho por ese tiempo, recuerdos que ahora atesoraba con dolor y cierto remordimiento por sus acciones.

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