Epílogo

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Los meses habían volado junto con el viento, y extrañamente, por primera vez en la vida del genio las cosas no habían ido tan mala como todo el mundo lo esperaba.

Los vengadores habían estado más tranquilos, el trabajo era menos y su relación había mejorado desde que cada uno tenía su espacio y no presionaban y forzaban su convivencia y sanación.

En seis meses Tony y Stephen habían consolidado la grandiosa relación, aquella que siempre desearon tener, pero que hasta ahora había logrado.

En ese período de tiempo Steve había comenzado a salir en un plan romántico con su amigo Bucky, sorpresa que no tomó a nadie desprevenido, y por la que Tony apostó desde que salió del hospital y los observó desde la lejanía reencontrarse, sonriendo desde su posición al ver que ambos podrían rehacer sus vidas en paz y con el amor que merecían.

Todo marchaba bien, tan bien, que Stephen por primera vez años, aceptó la idea de ir al mar junto con su novio y sus amigos, después de que Anthony le comentara que él y todo el equipo habían quedado de ir a la playa, claro que aunque irían en conjunto cada quién haría lo que quisiera ahí, y se formarían los propios grupitos. Edward estaba seguro de que la respuesta de su pareja sería un: "Esta bien, espero que lo disfruten tú y él chico."

Sin embargo, y para sorpresa suya y de todos, hasta de Wong, que por poco y se caía de la impresión al escuchar que su respuesta fue: "¿Y cuándo nos vamos?"

Y por ello, ahora estaban ahí ellos dos, subidos en el carro mientras que Peter, su querido mocoso, había decidido viajar junto con Loki y Thor por qué según él quería aprender como su tío Loki sacaba dagas de la nada, aunque esto no era más que un plan que había sido organizado por Stephen, que había ideado todo eso para hacer una pequeña parada rápida en el camino.

—Odio manejar—se quejó Anthony por quinta vez mientras bufaba y comenzaba a patalear con berrinche—. En serio, ¿Por qué no nos fuimos mejor en uno de tus portales?

—Ya te dije que de vez en cuando no es malo actuar como una persona normal.

—Sí, pero tú y yo sabemos perfectamente que nosotros no somos normales—replicó de inmediato—. ¿O dime, se le puede llamar normal a una pareja de dos hombres, en el que uno es un sectario con serios problemas de alucinación, mientras que él otro vive dentro de una armadura de hierro y sólo sale de su laboratorio para comer y ver a su amado?

—¡Que no soy un sectario!—le reprochó de inmediato él hechicero supremo—. Y dicho de esa forma tan dramática, haces que suene como si fuéramos unos monstruos del espacio, pero dejame decirte, que incluso hasta las personas más raras como nosotros, tienen sus ratos de normalidad.

—¿Por ejemplo?—le cuestionó buscando ganarle.

—Cuando dormimos—respondió de inmediato—. Bueno, quizás tú si sigue siendo raro hasta para dormir, pero...

—¡Que gracioso!—exclamó haciendo un puchero a lo que Vicent no pudo evitar reír.

—Es verdad—afirmó sin dejar de sonreír—. A veces duermes de una forma tan rara, que me da miedo pensar que te este pasando algo.

—Muy chistoso—bromeó molesto mientras Strange sólo lo admiraba desde la lejanía sus hermosos ojos y labios mirar atentos al frente, interesado en no chocar y llegar a tiempo, pero a pesar de esto, estaba bastante tranquilo y disfrutaba el tiempo que pasaban juntos.

—Te amo—murmuró Stephen viendo a su novio quién sonrió y suspiró.

—Yo también te amo, animal—respondió sonriente mirándolo por el retrovisor antes de seguir manejando en el relativo silencio de sus mentes que era llenado por la radio.

I Find YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora