Capítulo 20

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Ya habían pasado unas semanas desde que Tony había despertado, y para suerte de todos iba de maravilla, recuperándose espléndidamente y tal y como Stephen lo dijo, en contra de expectativa o pronóstico alguno.

Tony suspiró mientras se recostaba sobre la cama, cerrando sus ojos mientras esperaba a ver a Stephen de nuevo... Habían pasado varias semanas y no habían hablado de otra cosa que no fuera su recuperación, sin embargo, él genio no quería hablar de eso... Él sabía que debía hablar de lo que ya sabía y había confirmado al estar en coma y escuchar las confesiones de su amigo.

La puerta se abrió lentamente, provocando que Anthony de inmediato abriera los ojos, dejándolos caer de nuevo al darse cuenta de que quién había llegado era Loki.

—Parece que no te da gusto verme—bromeó adentrándose al cuarto, tomando asiento a su lado.

—No es eso—se excusó de inmediato—, sólo que esperaba a alguien más.

—¿lo esperabas a él?

—Sí—murmuró avergonzado, sintiendo como el color se subía a sus mejillas—, quiero hablar sobre eso.

—Me alegra que pienses hacerlo, ya que,considero que es completamente necesario para ambos.

—Lo sé—chilló mientras se cubría con la sábana la cara antes de suspirar debajo de la tela—, sin embargo, no lo hago sólo por lo que piensas, o sea sí, pero no es lo único.

—¿A qué te refieres con eso?

—Cuando estuve en coma escuché cuando ustedes venían y hablaban conmigo—comentó quitándose la tela que cubría su rostro, mirando a su amigo con seriedad y determinación—. Escuché todo y extrañamente fue más alentador y lindo de lo que esperaba.

—¿Qué escuchaste?

—Lindos deseos, cómo me decían por qué me odiaban, pero aún así me deseaban recuperación y poder llegar a retomar una amistad... Las súplicas de Steve—murmuró esto último con más lástima—, y sobretodo... Strange.

—¿Strange?—preguntó él contrario sin entender a qué se refería con eso.

—Sí, Strange—afirmó con obviedad como si respuesta fuera lo más obvio del mundo.

—¡Ah no claro, Strange!—exclamó él hechicero con clara burla y exageración en sus gestos, haciéndole saber que por obvias razones no sabía a lo que lo que se refería.

—Cuándo estaba en coma escuchaba cómo Strange se refería a mí—murmuró apenado, pero con la ligera sonrisa curveando sus labios—. Me decía mi amor o mi cielo y me dijo todo lo que nunca se atrevió a decirme... Me confesó sus sentimientos de una forma tan cursi que por un momento creí que no era él.

—Así que, ya te lo dijo.

—Pues no estaba consciente, así que no sé qué tanto cuenta—comentó titubeando y en modo, burlesco antes de mirar a su amigo que sonrió y palmeo su mano.

—Y pensar que tú te ahogabas por un estúpido, cuando tenías a alguien mucho mejor en tu vida.

—Ya ni me lo recuerdes—pidió avergonzado—. Aún no puedo creer que Stephen haya estado enamorado de mí por tantos años y que yo hasta apenas lo haya notado.

—Sí, bueno, ustedes los midgardianos son bastante idiotas y ciegos, así que no te sientas tan mal, es tu naturaleza.

—Ah—suspiró mirándolo con diversión—. ¿Qué haría sin ti, mi amado cuernitos?

—Ser más idiota de lo que ya lo eres, eso es obvio.

—Hablo en serio, ya me contó una pajarito que quién hizo reaccionar a Stephen y prácticamente, me salvó la vida fuiste tú.

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