Capítulo 10

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El día estaba más oscuro de lo habitual y nada de esto parecía ayudar sumado a la noticia que Anthony había acabado de leer y que lo había dejado pálido en cuestión de segundos.

Hammer, su odioso rival y acosador personal, había cumplido con su condena y muy seguramente, gracias a sus influencias y dinero, había salido de la cárcel hoy en la mañana, teniendo programada una reunión de prensa para la tarde donde estaba seguro que aprovecharía para atacarlo tanto a él como a su empresa.

Tony soltó su teléfono y se frotó los ojos con fastidio al haber estado leyendo todos los datos que a decir verdad no le interesaban en lo más mínimo, pero que necesitaba saber por si las dudas.

—¿Aún sigues con lo de Pepper?—preguntó la voz de Stephen sentándose a su lado, extendiendole una taza de café a Tony mientras que él sostenía su té.

—Gracias—susurró mirándolo suavemente—. Y no, no es eso, es algo mucho peor.

—¿Puedo saber de qué se trata?

—Hammer—murmuró a lo que Stephen lo miró desconcertado—. Él idiota de Hammer salió de la cárcel.

—Pero, ¿Qué no sé supone que todavía le faltaban varios años para que saliera?

—Es claro que utilizo sus influencias y dinero, y lo todo lo cubrió con un "buen comportamiento."

—Se va a ir contra ti—soltó Strange con seguridad—. Sé cuidadoso, piensa bien en lo que vas a hacer y no actúes de forma precipitada, analiza bien todo y a todos.

—¿Eso te incluye?—preguntó juguetón, a lo que Stephen lo miró por una segundos antes de apartar su mirada y mirar el techo tras suspirar.

—De ser necesario, sí—afirmó con frialdad—. Mira, jamás fui fanático de Howard, sin embargo, una vez dijo algo que es cierto.

—¿Y eso es?

—La cima es solitaria y un lobo que vive en soledad por mucho tiempo es más fácil de engañar, es por ello que debe elegir bien su manada.

—¿Dijo eso?

—Una vez hablando con Jarvis, él le agregó esa frase a su memoria, así que eso creo—repuso antes de volver a mirarlo y escuchar como los pasos de otras personas aseguraban que unos instantes más ya no estarían solos.

Vicent rápidamente acercó su mano a la de su amigo y tocandola, llamó la atención de su amigo que le miró fijamente, perdiéndose en el ahora color verde que resplandecía el ojos bicolor del hombre que gracias a su barba en forma de candado y la mirada feroz que había heredado de su familia logró intimidarlo.

—De ser necesario ve en contra de quienes confías y te adulan, si es para que estés a salvo, debes hacerlo, hazlo y no dudes—murmuró—. Elige bien a tu manada, Anthony, cuídate de todos, por favor.

—¿Tú puedes estar en ella?

—Lo haría incluso sin que me lo pudieras, incluso si me lo prohibiera, yo estaría ahí—susurró de forma apacible, soriendole sutilmente.

—Al perecer tengo otro acosador personal—comentó con burla a lo que Stephen sonrió y afirmó levantando una ceja de forma coqueta, acercándose más sin soltar el agarré que mantenían sus manos.

—¿Y éste te gusta más que el anterior?

Edward se sonrojó ante la pregunta del hechicero, que rio al ver su expresión de sorpresa y el hermoso color que había pintado sus mejillas, sabiendo que de nuevo le había golpeado en su debilidad.

—Buenos días—golpeó la voz de Rogers en el lugar, rompiendo la atmósfera que al de ojos heterocromaticos le había costado construir, mirando de reojo y a manera de desagrado al capitán.

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