Ambos eran líderes de las empresas más importantes del país, uno ya casado, con familia y dinero a montones, aunque a pesar de tener una vida aparentemente "Perfecta" su corazón se sentía incompleto; como si algo o alguien le faltara. Trató de soluc...
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Llegué a casa con una gran sonrisa. Tan solo con recordar el increíble día que tuve con él me hace sonreír.
— ¡Amor! —Me gritó mientras se abalanzaba hacia mí.
Y allí mi felicidad se fue a la mismísima mier-
— ¿Dónde estabas? Te ves muy feliz y quiero saber...
Estuve con el ser más adorable que he visto en toda mi maldita y horrible vida dándole mimos, cuidándolo y consintiéndolo mucho, ¿Algo malo en eso?
— En el trabajo, ¿En dónde más estaría?
— No mientas Coronel, tú nunca has llegado tan feliz del trabajo, siempre llegas amargado y cansado.
Nos quedamos en silencio, ella me miraba, sabía que no le estaba contando algo y sí, sé que es mi esposa, sé que no está mal darnos un momento de placer o cariño como pareja, pero yo no siento eso, solo estoy con ella porque, es... ¿Linda? No sé como decirlo, o sea sí la ¿Amé? O bueno, supongo que lo hice, no recuerdo bien porque me casé con ella.
— Estabas con tu amiguito, ¿No?
— ¿A-Amiguito?
— Agh, Andrés. Ari, dime, ¿Qué tiene él que no tenga yo? ¿Tiene buena figura? No. ¿Tiene Senos? No. ¿Puede darte hijos? No. ¿Es una mujer? No. Me tienes a mí, ¿Y lo prefieres a él? Yo tengo una buena figura, tengo senos, puedo darte hijos y soy una mujer.
Ajá, pero él sí tiene una buena figura, me entiende, es lindo, es adorable, es hermoso, es como mi hermanito, no solo me busca por sexo, es comprensible, seguro de sí mismo y muchas cosas más, por todo eso lo prefiero.
— Sí.
— ¿Sí qué?
— Que sí me voy.
— Pero yo no te dije que te vay- —Retrocedí lentamente mientras me hablaba.— ¡Ari tenemos que hablar no huyas!
— ¡No tenemos nada de que hablar!
— ¡Gonzalo vuelve acá!
— ¡No! ¡Déjame!
Me encerré un mi habitación. Ella tocaba la puerta como loca, quería que le abra, pero por más molesta y escandalosa que sea no le abriré.
