~ El Amor Sabe A Vino... ~ Spartor ~

~ OO8 ~

Desde aquel día el pelirrojo le daba más tratos cariñosos al castaño, le llevaba comida, lo alagaba e incluso habían veces en las que le coqueteaba con la única intención de que tenga alguna reacción, aunque sea negativa, pero todo lo que conseguía era que el menor se alejara o lo seguirá ignorando.

— ¡Buenos Días, Spartita! —Saludó como siempre lo hacia, aunque sabía que no tendría respuesta.— Bueno, estaba viniendo a trabajar y compré esto para tí. —Le entregó unas donas rellenas al menor.— Espero te gusten.

El chico las miró unos segundos y volvió a lo suyo; escribir en su portátil.

— Andy... Vamos, dime algo. —Apoyó su cabeza en la de menor.— Sparta, ¿Al menos me puedes decir un hola?

Volvió a ser ignorado, pero no se daría por vencido, al menos aún no.

— Oye... Vamos...

Comenzó a repartir ligeros y suaves besos en el cuello del menor, este no hacia el mínimo gesto. El pelirrojo se hartó de eso, decidió hacer algo con lo que ya no sería ignorado. Succionó el cuello del menor sacándole un suspiro a este, luego se separó dejando un claro chupón en la blanca piel del castaño.

— ¡¿Qué mierda te pasa?! —Exclamó cubriendo aquella marca.— ¡¿Por qué hiciste eso?!

— Yo... Yo no lo sé, no era mi intención.

Miró con enojo al pelirrojo y siguió trabajando. El mayor se sentó en el suelo, Justo al lado de la silla del castaño.

— ¿Sabes? Aún me pregunto, Si no fui un amigo para tí, ¿Qué era? ¿Es cierto que nunca me consideraste como un Amigo?

— Ya te respondí esa pregunta hace no sé cuánto.

— Lo sé, pero quiero volver a escucharte.

— Suspiró.— No eras nadie importante. Y sí, es cierto, nunca fuiste un amigo para mí, eras como un juguete.