Ambos eran líderes de las empresas más importantes del país, uno ya casado, con familia y dinero a montones, aunque a pesar de tener una vida aparentemente "Perfecta" su corazón se sentía incompleto; como si algo o alguien le faltara. Trató de soluc...
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Los días pasaban y aquel pelirrojo no paraba de pensar en lo que pasó con el castaño, estaba muy confundido, ¿Cómo era posible que su corazón se aceleraba al recordar cada pequeño momento con ese chico? ¿Era normal que su cara se caliente cuando pensaba en besar al menor? ¿Por qué se ponía nervioso cuando estaba cerca del castaño? Tenía tantas preguntas, pero muy pocas respuestas. Conocía hace menos de tres meses a ese chico y todo era tan extraño, había veces en las que se preguntaba que habría pasado si ese chico hubiera escogido a otra persona para trabajar juntos, ¿Acaso no tendría esta batalla de sentimientos? Era tan raro...
— ¡Hola!
— ¿Uh? Ah, ¡Hola!
— No entiendo como llegas tan temprano si esta es mi oficina.
— Es que soy mil veces más puntual que tú.
— Ya me di cuenta.
Ambos se acercaron y se dieron un corto beso. ¿Acaso estaba mal lo que hacían? No lo sabían, solo lo disfrutaban, no eran más que amigos, amigos que se besaban, se daban toques no tan "Inocentes" y besos, mordidas y uno que otro chupetón algo subido de tono.
Se separaron con una sonrisa, el castaño acarició los delgados labios del mayor, este iba a decir algo, pero el menor volvió a envolver sus labios con un beso algo más, ¿Apasionado? Dejaba que la lengua del pelirrojo entrara en su cavidad bucal y la explore a su gusto. Por más extraño que parezca el interior de la boca del más chico tenía un raro saber, pero tan adictivo. Sus lenguas chocaban, se rozaban, se separaron y digamos que este par no duró mucho tiempo así y rápidamente volvieron unir sus labios.
