EX CONCUÑADO | TXT's BEOMGYU

XV

— ¿Beomgyu? — Me recibió la señora Kang.
— Hola, señora Kang. — Saludé haciendo una reverencia.
— Bienvenido... — Habló en un notable tono incómodo. — Ahora mismo no está Yumi, fue a buscar algo a casa para su hermana. — Susurró.
— Oh, descuide. ¿Puedo ver a Yuhwa noona? — Cuestioné educadamente.

No soltó más otra palabra y se hizo hacia un lado para abrirme paso hacia la habitación. De inmediato pude ver a la paciente sentada sobre la camilla mirando la televisión sin muchas ganas. Giró su cabeza hacia mí y pude notar su asombro.

— Voy por agua, ya vengo. — Avisó la señora Kang para luego marcharse del lugar.

El silencio reinaba ni ninguno fue capaz de romperlo. La tensión era más que incómoda y aquello me hacía sentir demasiado nervioso, sin saber qué hacer al respecto. Automáticamente, mis rodillas tocaron el suelo al igual que mi frente y empecé a llorar desconsoladamente. De mi boca solamente salía la palabra "perdón". No me sentía con la suficiente valentía para decírselo mirándola a los ojos.

— Beomgyu. — Interrumpió mi llanto en un tono frío. — Deja de lloriquear.—

Levanté mi vista mientras acallaba cualquier ruido que pudiese salir de mi boca. Vi cómo la mayor le daba pequeñas palmadas al colchón para que pudiese acercarme a este, por lo que tomé asiento en la silla que estaba a un lado de la camilla sin decir nada. Fijé mi mirada sobre el piso, seguía sin ser capaz de mirarle a los ojos al sentirse tan avergonzado y arrepentido.

— Gracias por venir a verme. — Agradeció y abrí mis ojos como platos. — No me pidas perdón más. Incluyo yo debería disculparme por hacerte sentir mal por algo que no tenías la culpa en nada. Eres totalmente diferente a él y seguí comparándolos. Sinceramente, sabía que Yumi y tú tenían algo, pero no quería que mi hermanita saliese lastimada o algo así, por lo que maldije un par de cosas sobre ti. Pero ahora sé que puedo confiar en ti, ¿verdad? — Confesó con calma, tratando de brindarle la sonrisa más cálida posible.

Una lágrima volvió a salir de mis ojos aunque haya luchado para que no lo haga, pero era inevitable en aquella situación. Solamente pude mover mi cabeza de arriba a abajo contestando afirmativamente ante la pregunta, pues si abría la boca sabía que iba a volver a llorar. Ella abrió sus brazos para poder abrazarme, como si fuese yo el que debería ser reconfortado cuando era todo lo contrario.

— ¿Qué mier...? — Interrumpió el momento una voz familiar.

Me di vuelta para poder mirar atrás mío y encontrarme con Yumi, quién había dejado caer un frasco de vidrio. No dudé ni un segundo y me acerqué a ella, primero asegurándome de que no se haya lastimado con algún vidrio. Quitó mis manos sobre sus manos con algo de brusquedad.

— Pero... ¿qué pasó? — Preguntó confundida.