XIX

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Cuando oímos cerrarse la puerta de la habitación, ahogamos chillidos mientras comenzamos a corretear el living sin alguna razón. De seguro mi madre me retaría por desordenar el sofá, pero eso lo veremos luego.

— ¿Jugamos al Fifa? — Pregunté.
— ¿No? — Respondió Yumi con cara de obviedad.
— No quiero que Yumi vea mi lado oscuro que sale al jugar al Fifa. — Admitió Soobin.

Reímos en un unísono y una vez que conseguimos calmarnos, nos pusimos a pensar sobre qué podríamos hacer.

— ¿Tienes cartas Uno? — Sugirió Yumi.
— Con que quieres pelea, ¿eh? — Me sentí desafiado mientras buscaba las cartas en un cajón del mismo living.

Solamente reímos y comenzamos a jugar al Uno, el juego tan conocido por crear discusiones hasta entre las amistades más duraderas. La primer partida fue muy rápida, había ganado Soobin y me quejé de él en silencio sin que se parcata Yumi, pues había hecho todo lo posible para que ella se quedase con la victoria, pero este chico era demasiado competitivo. La segunda fue mucho más larga, mis dos mejores amigos no paraban de tirarme cartas de +4 y ya estaba más que asegurada mi derrota, pero por lo menos terminó ganando Yumi y eso era lo que importaba.

— Juguemos a otra cosa. — Habló Yumi.
— Ahora que ganaste quieres jugar a otra cosa, mal perdedora. — Señaló Soobin.
— Cállate que te ganó. — Lo regañé.
— Obvio que voy a perder, si fue un 2 vs 1. — Se quejó y los tres reímos. — Bueno, ¿vamos a tu cuarto a jugar algo? —

Miré con sospecha a Soobin. Era más que obvio que estaba tramando algo.

— Bueno, vamos. — Respondió Yumi antes de que pudiese decir otra cosa.

Por más que lo conozco, no sabía lo que estaba pasando por la cabeza de mi mejor amigo, pero estaba seguro de que no era una buena idea y Yumi había caído en esa trampa. Mientras subíamos las escaleras, regañé a Soobin preguntándole lo que estaba tramando en susurros, pero él solamente decía que luego se lo agradecería.

— Cambiaron la posición del escritorio. — La chica pudo notar enseguida el cambio de mi habitación.
— Amigos, juguemos a algo. — Interrumpió Soobin con una expresión seria.
— ¿A qué cosa? — Preguntó curiosa.
— A verdad o reto. —

Rápidamente Yumi y yo giramos nuestras cabezas hacia nosotros, así chocando unas miradas cuestionables entre nosotros. Le susurré en el oído "¿te parece?", y ella solamente me sonrió tiernamente, dándome a entender que no tenía problema alguno.

— Está bien. — Contesté.
— Bien, empiezo yo. — Habló Soobin emocionado. — ¡Yumi! ¿Verdad o reto? —
— Verdad. — Dijo de inmediato.
— ¿Desde cuándo te gusta Beomgyu? — Alzó sus cejas pícaramente.

Mis mejillas no tardaron en sonrojarse, al igual que las de la pelinegra. Por más que me sentía algo avergonzado, me daba curiosidad el saber su respuesta. Ella comenzó a jugar con sus dedos nerviosamente.

— No estoy segura, pero me di cuenta de eso cuando empecé a andar contigo. — Habló sinceramente. — Lo siento. —
— Eso dolió. — Fingió estar adolorido llevándose su mano a su propio pecho. — Te toca a ti, Yumi. —
— Soobin, ¿verdad o reto? —
— Se supone que debías elegir a Beom. — Fue acallado. — Verdad. —
— ¿Es verdad que al principio pensaste que Hyunjoo gustaba de ti porque supuestamente "te perseguía"? — Preguntó en un tono burlesco.
— ¿Quién te dijo eso? — Inmediatamente me fulminó con su mirada. — Te odio. —
— También te quiero. — Alcé ambos hombros, fingiendo inocencia.
— Beomgyu, ¿verdad o reto. —
— A ver, reto. —
— Te reto a quedarte a solas con Yumi durante diez minutos en esta habitación. — Habló orgulloso.
— Bueno, eso no es difícil. Ni que me lo llegase a comer. — Tapó rápidamente su propia boca, percatándose un poco tarde del doble sentido de su oración.
— O puede que sí... — De inmediato se oyó un quejido de su parte al recibir un golpe en su brazo por la chica. — Bueno, yo me voy... Que pasen un buen tiempo... —

Soobin se paró del suelo y abrió la puerta del cuarto, así marchándose de él. Habíamos quedado a solas, tal como el reto lo decía. No es que Yumi y yo tengamos una relación incómoda, pero la situación se había vuelto así. Es como que se suponía que debía pasar algo, que me da mucha vergüenza decir, pero ninguno de los dos se animaba a dar el primer paso.

Pronto pude ver a Yumi sentarse en el borde de mi cama, soltando un suspiro pesado.

— Nos tenemos que besar, ¿no...? —

Antes de que lograse soltar alguna palabra más, me acerqué a ella rápidamente para pasar mi mano sobre su nuca, besando finalmente los labios que tanto quise besar.

EX CONCUÑADO | TXT's BEOMGYUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora