VI

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Después de ese día, la señora Kang dijo que no vuelva a casa otra vez, diciendo de que no era la situación correcta para que yo vaya ahí. No culpe a nadie, en realidad, entendía con perfección a lo que se refería. Es verdad que físicamente me parecía un poco a mi hermano, y era obvio que a Yuhwa noona se le iban a venir en la cabeza malos recuerdos, en general Yeongyu hyung.

Por esto, me tuve que ir alejando poco a poco de la familia Kang.

— Gyu, lo siento.— Me miró Yumi, preocupada.

Hice contacto visual con ella, le sonreí y despeiné su cabello, por alguna extraña razón me había dado ternura aquel acto ajeno.

— ¡Oye! Hoy me planché.— Hizo un puchero, mientras se peinaba el cabello con sus dedos.
— Lo siento demasiado, Yumi. Todo es mi culpa...— Murmuré, fijando su mi mirada en el suelo.
— No lo es.— Pellizcó una mejilla mía.

Y no sé porqué, pero un leve sonrojo se hizo presente en mis mejillas.

...

Era viernes y había quedado con Yumi en salir a ver una película en el cine. Le habíamos mentido a nuestros padres sobre esto, pues si les decíamos la verdad, no nos dejarían salir.

Decidimos ver una película de terror. Los dos éramos extremadamente miedosos, pero por alguna extraña razón aquel género era nuestro favorito.

Estábamos saliendo del cine, bien asustados por la película.

— ¿Por qué tienen que ser tan sangrientas las películas?— Preguntó Yumi con su voz temblorosa.
— No dio tanto miedo, igual.— Mentí.
— Qué gracioso er...— No terminó de decir.

Se había ido a esconderse detrás de un cesto de basura. Yo la miré raro, y pude notar que ella estaba espiando a alguien a escondidas. Dirigí mi mirada hacia la misma dirección de la chica, y pude ver a mi hermano. Rápidamente me escondí junto a la castaña, tratando de entender la situación.

Yeongyu hyung estaba con otra chica. Sospeché que ella era con la que se acostó y le fue infiel a Yuhwa noona. Se estaban abrazando y dándose besos. Me dieron un par de náuseas, no quería ver esa imagen, y no me imagino todo lo que sentía Yumi en esos momentos, hasta podía ver fuego en sus ojos.

— Yumi... Vámonos.— Susurré.
— Oh, sí, vamos.— Dijo, tratando de sonreírme.

Salimos del centro comercial y nos compramos un helado, para así sentarnos un rato en una banca, disfrutar de nuestro helado y conversar.

— Esta bien fea la chica.— Dijo Yumi.
— Demasiado.— Afirmé.
— Mi hermana es mucho más linda.—
— Millones de veces más.— Volví a confirmar.
— Me alegra saber que no eres igual a tu hermano.— Me miró, contenta.

No dije nada. Por alguna razón me quedé expectante, observando su rostro sonriente. No sabía porqué, pero en ese momento pude comprender la razón por la que todos caían ante los pies de Kang Yumi. Era preciosa. Pero no solamente por el físico, sino por su precioso corazón. Sus ojos marrones brillaban tanto, que a través de ellos se reflejaban las estrellas. Su cabello que estaba siendo soplado por el viento fresco de la noche. Su pequeña nariz que estaba roja por el frío. Y sus labios, que estaban siendo decorados por una sonrisa inigualable. Nadie era como ella, era especial y única.

Y ahí es cuando entendí, que me gustaba mi mejor amiga desde la primera vez que la vi, pero que esos sentimientos los estuve reprimiendo por nuestra amistad, o mejor dicho, por nuestros hermanos.

— Perdóname, Yumi.— Me disculpé, rompiendo el silencio.
— ¿Hm? ¿Por qué lo dices?— Preguntó, confundida.
— Porque me gustas.— Confesé.
— ¿Q-qué?— Dijo nerviosa.

No le respondí, pues ya me estaba muriendo de la vergüenza. Me mantuve en silencio, continuando en mirar a las perfectas facciones de Yumi.

Sin que yo lo sepa, estuve acercándome poco a poco al rostro de la castaña, a la vez que fijaba mi mirada en los labios rojizos.

Parecían cerezas. A mí me gustan las cerezas. Quiero comprobar si saben a cereza. Quiero probarlos. Quiero besarla.

Y fue así, la besé. Uní aquellos labios tan deseados por todo el mundo, con los míos.

EX CONCUÑADO | TXT's BEOMGYUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora