f i f t y f o u r🌟

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Le dio una mirada a la caja sobre el escritorio y sintió las lágrimas asomándose en sus ojos. SonJung no tenía muchas cosas en la oficina, pero al ver todo empacado fue que finalmente se dio cuenta del peso de la situación. Quizá nunca volvería a ese lugar y la idea la mataba.

Secó con torpeza las lágrimas que se le habían escapado y tomó la caja con sus pertenencias para empezar a caminar rumbo a el estacionamiento donde JungKook dijo que la esperaría.
Apenas podía mantener el control sobre sus emociones; sentía como a medida que se alejaba de la oficina del chico su corazón parecía romperse en miles de pedacitos. La noche parecía recordarle que JungKook no era más que ese sueño inalcanzable que tontamente había intentado tomar.
Se sentía rota y patética y aún cuando sabía que lo que estaba haciendo era por decisión propia y que era lo mejor para ella, no podía sentirse bien.

Llegó al estacionamiento y medio sonrió cuando vió al pelinegro recostado en la puerta del vehículo. Él la escuchó llegar y dirigió sus ojos a ella de inmediato.

—¿Es todo?—preguntó observando la caja que la castaña llevaba en las manos.

—Sí, es todo, señor—apenas pudo murmurar.

—Bien, suba entonces.

Ella se sorprendió un poco cuando JungKook le quitó la caja de las manos para meterla en el baúl. Pronto regresó y le abrió la puerta del asiento copiloto indicándole que entrara en el auto.
Después de que ambos estuvieran listos, el pelinegro empezó a conducir sin decir nada más. Ambos estaban con sus propios pensamientos y guerras internas que les pareció mejor el silencio durante todo el trayecto.

SonJung se dedicó a observar la ciudad por la ventanilla del auto. De pronto la noche parecía ser tan difícil, con cada minuto que pasaba JungKook se alejaba más de su vida y quería llorar. No sabía como había logrado aguantar las lágrimas durante tanto tiempo.

Tras unos minutos, JungKook se detuvo frente a un restaurante muy casual, algo que no solía frecuentar pero que en ese momento le pareció la mejor opción. Lo que más quería era estar en un lugar tranquilo, sin tantas personas, simplemente concentrarse en la existencia de SonJung y guardar un último recuerdo agradable junto a ella.

Bajaron los dos del auto y caminaron hasta entrar en el lugar. SonJung se aferraba a su delgado suéter, apenas siendo consciente de como sus manos temblaban; todo consecuencia de lo mucho que estaba guardando en su interior más que por el frío.

Cuando estuvieron instalados en una mesa, las cosas parecían ser demasiado difíciles de sobrellevar para ambos. SonJung no tenía idea alguna de que decir y los ojos del chico que se mantenían persistentemente sobre ella solo la ponían más nerviosa.
Torpemente se dedicó a tomar la bebida que la mesera recién le había llevado.

—Ha pasado un tiempo, ¿no?

Sus ojos se alzaron al rostro de Jeon al escucharlo finalmente hablar.

—¿Qué?—cuestionó con confusión.

—Desde que empezó a trabajar conmigo, ha pasado ya un tiempo—JungKook sonrió débilmente. —Vaya, los días parecieron volar.

La chica no pudo evitar fruncir el ceño al no entender las repentinas palabras del pelinegro, pero asintió.

—Claro, también me es difícil creerlo.

—Cuando NamJoon me dijo que tenía ya una asistente contratada, jamás imaginé que sería alguien como usted—comentó él con cierta nostalgia en su voz. —Nunca nadie había resistido tanto tiempo a mi lado y bueno, creo entenderlo—rió con suavidad. —Es por eso que quizá la recordaré por mucho tiempo, señorita Lee.

¿υn caғé, мr. jeon? [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora