e p i l o g u e

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El día estaba lluvioso y la chica se preguntaba porqué el tiempo parecía no avanzar. Sólo quería irse a casa tras un cansado día de trabajo.
Se sobresaltó cuando el elevador se abrió, pero una pequeña sonrisa apareció al ver un rostro conocido acercarse.

—JeRin, que gusto verte—saludó la rubia deteniéndose frente a su escritorio.

—Señorita Lee, es un honor—le dio una reverencia y la rubia rió un poco.

—¿Qué es eso de señorita Lee? JeRin, por favor, ya te dije que me llames SonJung. Somos amigas.

La pelinegra rió haciendo un puchero.

—Se me hace raro por tratarse de alguien tan importante.

—Ah y sigues con eso—SonJung hizo un puchero. —Mejor cuéntame, ¿cómo te va en el trabajo? ¿Ya quieres asesinar a Jeon?

JeRin rió ante las palabras de la chica.

—Cuando me advertiste sobre Jeon JungKook pensé que era la peor persona en el mundo, SonJung, pero ahora puedo decir que no es tan malo como pensé. Él es muy genial.

SonJung rodó los ojos.

—Agradéceme eso. Si hubieras estado en mi época hubieras odiado tanto a ese hombre.

JeRin volvió a reír.

—Hablando del chico ese...¿Está aquí?

—Sí, está adentro—rió la pelinegra. —Deberías entrar, ha estado muy sensible los últimos días—sonrió con diversión.

—No te preocupes, yo me encargo de eso.

Tras reír y darle un guiño a JeRin, SonJung caminó hasta la oficina y entró sin siquiera tocar.

—Hola.

Ojos oscuros se alzaron y se hicieron mucho más pequeños al segundo siguiente cuando el chico sonrió con la felicidad abriéndose paso en su cara.
SonJung sonrió enternecida al verlo pararse con rapidez y casi correr hasta ella.

—¿Cóm–

Antes de poder terminar de hablar, JungKook la tomó entre sus brazos y fue atacada con un intenso beso que la hizo casi caer.
Los labios del desesperado chico seguían siendo suaves, dulces y embriagantes y prefirió no protestar y dejarse llevar por el momento y su corazón agitado con euforia y felicidad.

—Te extrañé tanto—susurró él sobre sus labios, negándose a separarse siquiera un centímetro.

SonJung sonrió y volvió a darle un suave beso al pelinegro.

—También yo.

Como si las palabras fueran una pérdida de tiempo, ambos volvieron a juntar sus labios para intentar transmitirse mutuamente aquello que a veces no podían.

JungKook empezó a moverse por la oficina, buscando algún lugar, y SonJung rió un poco al enredarse en sus pies y casi caer una vez más.
Se dejó guiar por los pies de su novio mientras se dedicaba a besarlo sin importarle nada más. Ambos se detuvieron en el sillón que estaba en una esquina, donde JungKook la hizo sentarse y pudo besarla con un poco más de comodidad.
El aire se les acabó y fue entonces cuando tuvieron que separarse y cuando JungKook volvió a acercarse dispuesto a tomar sus labios otra vez, ella lo detuvo mientras reía.

—Deberíamos hablar al menos un poco, ¿no crees?

JungKook resopló y se sentó a su lado, no muy convencido con la idea. Para él hablar no era una prioridad.
SonJung rió al ver su puchero molesto y dejó un dulce beso en su frente.

¿υn caғé, мr. jeon? [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora