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Los segundos que se quedó observándolo parecieron una eternidad.
Pudo imaginarse al niño que había tras esa coraza de adulto sin corazón.
Un chico más, alguien que sufría y sentía como cualquier persona.

Se acercó a él y habló en voz baja, algo temerosa.

—¿T...todo está bien, CEO?

Claro que no lo estaba, ella lo sabía.
Pero por alguna razón quería que él pudiera hablar con ella de una manera civilizada por al menos una vez.

—¿Qué asuntos surgieron durante mi ausencia?—interrogó él evadiendo la pregunta de la chica.

Su mirada aún se mantenía en la ciudad que se observaba desde el ventanal de la oficina.

—Bueno...algunos socios pidieron citas para hablar con usted y el informe que me pidió está casi listo a excepción de...

Se quedó callada al ver que su jefe sacó una botella con un líquido casi dorado y lo servía en dos vasos.
Pudo darse cuenta de que era licor.
Claro que la mayor sorpresa fue que él le extendiera uno de los vasos.

Lo observó sin entender nada.

—No me gusta beber solo—fue lo único que él dijo.

Ella tomó el vaso torpemente.
Él lo vació enseguida y ella lo bebió de igual forma aunque se arrepintió enseguida cuando sintió como el líquido quemaba toda su garganta.

—¿Sabe usted de nuestros negocios en China?

La pregunta de JungKook fue tan repentina para Son Jung.
Él se dedicaba a observarla con una ceja alzada, cosa que la ponía más nerviosa.

—Según tengo entendido—alejó su vista de Kook—son muy importantes. Han hecho muy buenos negocios en China por lo que han adquirido mucha fama internacional.

JungKook asintió con una peculiar sonrisa en su rostro.

—Años y años nos ha llevado el crear tan buen ambiente en China. Y ahora todo se me desmorona y la quiebra pronto vendrá a mí.

Aquellas palabras hicieron que Son Jung dejara de observar el tercer vaso que se servía su jefe y lo viera directo a esos ojos oscuros que captaban la atención de cualquiera.

—¿Qué?

—Mis socios en China me están dejando. La empresa está a punto de evidenciar considerables pérdidas y, por lo tanto, Starlight terminará por desaparecer.

—¡Pero eso no puede pasar!

—¡Maldición, eso ya lo sé!

Son Jung ni se dio cuenta de la hora en que JungKook había vaciado la botella y había empezado a llorar.
Oh no.

—CEO...CEO...

—¡Yo solo quiero que todo funcione de maravilla pero esos tontos me hacen todo tan difícil!

Lágrimas caían de los ojos del chico y ella no sabía que hacer exactamente.

La chica trató de detener a JungKook demasiado tarde.
La segunda botella estaba vacía ya.

Lo había dejado beber porque creyó que se tranquilizaría.
Era obvio que no había lidiado con ebrios.

Ahora, JungKook se reía sin razón alguna y gritaba tonterías.
Ella ya no podía hacer nada.

(...)

7:00 am

El sonido de un teléfono llenó el silencio de la oficina.

¿υn caғé, мr. jeon? [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora