¿υn caғé, мr. jeon? [editando]

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—¿Segura que es por aquí?—preguntó YoonGi confundido.

—Sí, solo hay que observar bien—respondió ella observando a todos lados.

Siguieron caminando por un rato más hasta que YoonGi paró en seco haciendo que SonJung tropezara con él.

—Aquí es, SonJung—dijo el chico señalando el gran edificio frente a ellos.

—¿Por qué lo dices?

—Será acaso porque el nombre está justo ahí—respondió con obviedad señalando a la parte superior del edificio.

SonJung sonrió al observar el nombre de la empresa en grandes letras amarillas.

—¡Maravilloso!—exclamó feliz. —¿Cómo me veo?—preguntó atenta al pelinegro.

—Bien—respondió con una pequeña sonrisa mientras alzaba sus pulgares.

—Deséame suerte.

—Espero que todo te salga bien.

Sonrió por última vez y se dirigió a la entrada.
Trato de regularizar su agitada respiración e ingresó.

Personas aquí y allá se veían muy atareadas. Dando una de sus mejores sonrisas, se dirigió a la recepción.

Un chico de cabello negro le sonrió al verla.

—¡Hola!—saludó él alegre. —¿En qué puedo ayudarte?

—Eh...hola...vengo por el empleo de asistente del área de presidencia.

—Oh, ya veo. Seguro conoces muy bien la organización y al CEO Jeon.

Realmente SonJung no sabía mucho de la empresa, mucho menos de ese CEO, pero no lo iba a hacer evidente.

—Ah sí, sí, claro—sonrió con nerviosismo.

—¿Traes tus papeles?

—Sí.

—Bien, debes hablar con el jefe de Recursos Humanos; él te dará todos los detalles. Es la primera oficina a la izquierda, ahora le aviso que vas.

La chica asintió y se dirigió a buscar la oficina citada por el joven.

Llegó al lugar y algo temerosa dio unos leves golpes.
La voz en el interior le dio autorización por lo que abrió e ingresó.

Un joven de cabello castaño estaba sentado en el escritorio escritorio bebiendo de una taza.

—Buenos días—saludó algo tímida.

—Buenos días—contestó el castaño con una amplia sonrisa.

Era un chico muy guapo y parecía irradiar una especie de brillo que hacía que todo a su alrededor cobrara vida.
Le agradó mucho a SonJung.

—Toma asiento por favor—dijo él con amabilidad. Ella obedeció. —¿En qué puedo ayudarte?

—He venido por el puesto de asistente de presidencia.